Con Inglaterra no hay amistosos
La España de Luis Aragonés, con Morientes de ariete, busca rehabilitarse en un escenario mítico ante un rival sin Rooney
Hay partidos que están muy por encima de su etiqueta. Es el caso de cualquier Inglaterra-España, dos selecciones con más pedigrí que títulos que llevan dirimiendo sus rencillas desde 1929. No importa que el choque de hoy en Old Trafford se presente como un amistoso. Frente a los ingleses, y más en su territorio, no hay verbenas. Y más para la España de Luis Aragonés, que arranca el curso tras un pasado deprimente. El exigente pulso con los británicos servirá para medir el estado del equipo, que tendrá la oportunidad de rehabilitarse ante un rival de enjundia y en un escenario mítico. Al tiempo, puede resultar una trampa: Inglaterra, también a la baja, no está un peldaño por encima de España, pero con el mecenazgo de sus seguidores puede desairar a cualquiera. La última vez que la selección española pisó un estadio inglés, en febrero de 2001, con José Antonio Camacho al frente, se llevó un varapalo (3-0). De hecho, sólo ha ganado una vez en Inglaterra y han pasado 26 años.
A un mes de los decisivos enfrentamientos con Dinamarca e Islandia para la Eurocopa de 2008, Luis sigue sin dar con la tecla. En sus algo más de dos años en el cargo, ha utilizado a 53 jugadores y ha hecho debutar a 21. Arizmendi puede ser el siguiente. Tras el fiasco en el Mundial, mantuvo al grueso del pelotón y después de los tropezones en Belfast y Estocolmo tampoco ha movido mucho el cesto. Frente a Inglaterra ha repescado a Morientes, que hoy desbancará a Fernando Torres de la titularidad. A la España de Luis le ha faltado gol, pero, curiosamente, a la espera del inminente regreso de Raúl, apenas hay discusión sobre la conveniencia de alistar a los tres arietes mencionados más Villa. Muchas más inquietudes despierta la defensa, en la que alineará a Sergio Ramos y Puyol pese a que ninguno podrá jugar ante Dinamarca por sanción.
Consciente de la "entereza y entrega" de los ingleses, que por medio de Gerrard ya han anunciado su idea de plantear un encuentro muy físico, Luis ha intentado mentalizar al grupo sobre la relevancia de un duelo tan prestigioso. Un partido que se disputa un día después del 49º aniversario del accidente de avión del Manchester United en Múnich. Fallecieron 23 personas, entre ellas Duncan Edwards, la gran referencia del equipo, y sobrevivieron, entre otros, Matt Busby, el entrenador y a la postre legendario presidente del club, y Bobby Charlton, que desde aquel día perdió el pelo.
Con Steve McClaren, Inglaterra también está desorientada desde su despedida mundialista en los cuartos de final. Ni antes con Sven-Goran Eriksson ni ahora con McClaren ha logrado un equipo sólido. La mayoría de sus futbolistas funcionan mejor en los clubes que en el equipo nacional, caso de Gerrard y Lampard, dos puñales en el Liverpool y el Chelsea, respectivamente, que no han acabado por mezclar adecuadamente con la camiseta inglesa. Tampoco han terminado por explotar Terry, el capitán tras la salida de Beckham, y Rooney, que ayer dejó la concentración por problemas en la espalda. Eso sí, pese al mestizaje de la Premier, hoy día la mejor Liga, Inglaterra mantiene sus genes y, aunque sea de forma tribal, en cuestiones futbolísticas no concilia con nadie. En su feudo, además, no concede tregua. Frente a Inglaterra no hay amistosos que valgan. Y para España, por mucho que haya titubeado en su reciente pasado, debe ser una cuestión de fe. Si en Old Trafford no despega, puede sufrir un azote considerable.
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