Trabajo formará a 'mossos' para que vigilen las obras ante el alud de accidentes laborales
143 trabajadores perdieron la vida en el trabajo el año pasado en Cataluña
Como la Generalitat no tiene suficientes inspectores de trabajo ni técnicos habilitados para ello, formará a mossos d'Esquadra para que realicen tareas de supervisión, ante el alud de accidentes laborales. Tras cuatro años consecutivos a la baja, 2006 se cerró con un repunte de la siniestralidad laboral, especialmente intensa en el caso de los accidentes mortales. Un total de 143 personas perdieron la vida en el trabajo, el 40% más que hace un año, la gran mayoría en la construcción. "Para que las empresas sean competitivas, deben invertir en prevención", proclamó la consejera de Trabajo, Mar Serna.
El Departamento de Trabajo ha reforzado el cuerpo de 120 inspectores de trabajo. A partir del pasado mes de julio habilitó a 50 técnicos para que llevaran a cabo tareas de inspección en materia de seguridad laboral (no pueden imponer sanciones, a diferencia de los anteriores). Las actuaciones aumentaron el 52% y las multas por sanción el 17%, hasta los 15,6 millones de euros. Pero ha sido "insuficiente", según Serna. Y como el Gobierno central no se decide a traspasar la Inspección -ahora viene en el Estatuto- ni aumenta el cuerpo de inspectores, la Generalitat ha decidido tirar de los cuerpos y fuerzas de seguridad.
El Departamento de Trabajo está ultimando un acuerdo con el de Interior para que los mossos reciban formación en prevención de riesgos laborales y se establezcan protocolos de colaboración para luchar contra la siniestralidad.
Dentro de medio año, cuando los agentes de la policía autonómica patrullen, además de estar pendientes de los tirones, también deberán levantar la vista para que ningún trabajador se suba a un andamio sin protección o sin casco, por ejemplo. Tendrán que comunicarlo lo antes posible a los inspectores de guardia y si ven riesgo inminente de accidente, podrán incluso paralizar la obra. La consejera podría extender el acuerdo a las policías locales.
El año 2006 rompió la tendencia a la baja de la siniestralidad laboral de los últimos cuatro años, al aumentar casi un 7%. Se registraron casi 163.000 accidentes, en los que 143 personas vieron sesgadas sus vidas, el 40% más que el ejercicio precedente. Los únicos que bajaron fueron los graves.
Desde la oposición, CiU aprovechó la ocasión para responsabilizar a Serna de dicho incremento porque en su etapa de directora general de Relaciones Laborales durante el anterior tripartito "no veló como era necesario para la seguridad y la salud en el trabajo".
El primer Consell Executiu del Gobierno de José Montilla limitó los contratos de la Administración con empresas sancionadas o con delitos contra la seguridad laboral, una propuesta lanzada precisamente en la etapa que alude Convergència. En esa época, el tripartito responsabilizó muy claramente a las empresas de los accidentes, decidió trasladar a la fiscalía los expedientes e imploró al ministro, Jesús Caldera, que elaborara una lista negra con las empresas con más siniestralidad, como reclaman los sindicatos. La Generalitat ha detectado que los accidentes se concentran en el 18% de las compañías.
Ayer, Mar Serna, sugirió otra vez al ministro que el Gobierno central "penalice" -más allá de las sanciones de la Inspección- a las empresas más reincidentes. ¿Cómo? Subiéndoles las cotizaciones, por ejemplo.
"Para que las empresas sean competitivas deben invertir en prevención", proclamó la consejera, que ofreció un dato nuevo y revelador: el coste económico estimado de los accidentes laborales con baja superó en 2006 los 232 millones de euros. Se perdieron más de tres millones de jornadas de trabajo y los accidentados graves estuvieron 19 días de media de baja.
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