Un tribunal israelí declara culpable de acoso sexual al ex ministro de Justicia Haim Ramon
Olmert decide llevar un tramo del muro cinco kilómetros hacia el interior de Cisjordania
La semana pasada, el fiscal general de Israel anunció la próxima imputación formal del presidente, Moshe Katsav, por violación; ayer, el ex ministro de Justicia Haim Ramon fue declarado culpable de acoso sexual por un tribunal de Tel Aviv, y su condena puede alcanzar tres años de cárcel. Pese a que ha asegurado que apelará, su carrera política ha sufrido un golpe devastador. También lo padece el débil Gobierno de Olmert, que, no obstante, ha decidido trasladar un tramo del muro que separa Israel de Cisjordania cinco kilómetros hacia el interior de ese territorio.
No importa que la actitud de H., la militar de 20 años que acusó ante los tribunales a Ramon, de 56, fuera demasiado afectiva y que fuera ella quien abordara al ex titular de Justicia, le abrazara y pidiera ser fotografiados juntos. "El acusado continuó abrazado al cuerpo de ella y la asió con una mano. Con la otra, la tomó por las mejillas, la volvió hacia sus labios e insertó su lengua en la boca sin su consentimiento. La declaración de H. es la verdad absoluta, mientras que la de Ramon no soporta un examen razonable ni se apoya en evidencias. Determinadas líneas no deben ser traspasadas, no fue un beso afectivo, se reúnen todos los elementos de un delito sexual", reza el veredicto unánime de los tres magistrados dado a conocer ayer.
Pocas veces un beso ha sido analizado desde tantos puntos de vista. Y es que, aunque hubiera sido consentido por la soldado, que estaba a punto de concluir su servicio militar, resulta evidente que ni el momento ni el lugar eran los apropiados para devaneos amorosos.
Ramon cometió el delito en la oficina del primer ministro el 12 de julio pasado, día en que dos soldados israelíes fueron capturados por Hezbolá y el Gobierno se embarcaba en la guerra contra el movimiento fundamentalista libanés.
La demanda de H y el procesamiento del presidente israelí Katsav, suspendido en sus funciones por el Parlamento, han suscitado la polémica en un país en el que los delitos de violación y de acoso sexual se han disparado en el Ejército en el año 2006. Pero también abundan quienes piensan que la declaración de culpabilidad es excesiva, entre ellas destacadas activistas feministas y de izquierdas.
Yuval Steinitz, diputado del Likud, afirmó ayer sobre el tema: "No puede ser que un malentendido entre un hombre y una mujer, por mucho malestar que cause a uno de ellos, pueda terminar en una condena penal".
El primer ministro, Ehud Olmert, estaba a la espera de conocer el veredicto judicial para proceder a la remodelación del Gabinete. Haim Ramon no podrá regresar al Ministerio de Justicia, y los expertos pronostican varios cambios que pueden afectar al desprestigiado ministro de Defensa, el laborista Amir Peretz. Sin embargo, esa fragilidad no impide al jefe del Gobierno adoptar decisiones que traerán cola.
17.000 palestinos cercados
Olmert apuntó ayer que el muro metálico y de cemento que rodea Cisjordania, adentrándose en varios tramos en el territorio ocupado, será trasladado cinco kilómetros hacia el este en una zona del centro del país. El primer ministro ha accedido a las peticiones de 1.500 colonos de los asentamientos de Nili y Naaleh.
Si se aprueba definitivamente el plan de trasladar el muro, serán 17.000 palestinos de cinco aldeas cercanas quienes vivirán cercados. Sería la primera vez que el trazado del muro se mueve hacia el este, porque hasta ahora todas las variaciones en el dibujo de la barrera de metal y hormigón han supuesto un acercamiento a las fronteras previas a la guerra de 1967, la línea a la que debería retirarse Israel en cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.