Ni comprar, ni alquilar
En muchas ciudades españolas, especialmente en Madrid y Barcelona, es bien sabido que la compra de una vivienda digna es un sueño inalcanzable para amplios sectores de la población. Ocurre también que el acceso a una vivienda en régimen de alquiler es igualmente inabordable, debido a los precios desorbitados y a las condiciones leoninas que suelen solicitarse: avales bancarios anuales, niveles salariales y fianzas. No es posible compatibilizar los altos precios actuales de las viviendas en alquiler con los niveles de ingreso de muchas personas, trabajadores asalariados incluso.
El número de carísimas infraviviendas, micropisos y zulos que se ofrecen sin ningún pudor ni control en alquiler llama la atención, tanto como el afán desmedido de muchos propietarios por sacar suculenta tajada de cualquier cosa que tenga tres o cuatro paredes y un techo.
El artículo 47 de la Constitución empieza así: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho ....". Es ciertamente alarmante que en España no haya existido ni exista en el discurso político actual y reciente ningún espacio para este grave problema social, tanto más alarmante cuanto más hemos oído sacralizar las virtudes del intocable papelito constitucional, cruciales cuestiones sucesorias aparte. PP y PSOE demuestran estar muy desconectados de las urgencias reales de mucha gente, más entretenidos en otras batallas electoralmente más inmediatas y rentables.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.