De cómo no llegar a la estación
La puesta en funcionamiento de la estación de Camp de Tarragona originó no pocas protestas por la falta de señalización. Más de un mes después la cosa sigue igual o ha ido a peor. No hay más que una señal situada en la Nacional 240, pero está donde la gente ya ha perdido toda esperanza. En la autopista AP-7 no hay ni un sólo indicador. Un portavoz de ACESA explicó que no es habitual indicar estaciones porque éstas acostumbran a estar en calles y no en carreteras, pero añade que solicitarán permiso al Ministerio de Fomento para instalar un panel igual que los hay para el aeropuerto. No obstante, señaló el portavoz, el ministerio es muy suyo en estas cosas y sin su permiso no se pueden poner nuevas señales. En su día, lograr la autorización para indicar la salida que lleva a Port Aventura costó meses y miles de instancias y pólizas.
No hay señales en la autopista ni en la carretera que llevan hasta ella. La N-240, que depende del Ministerio de Fomento, según el Departamento de Política Territorial, ya se ha pedido al ministerio que señale mejor. La Delegación del Gobierno explicó que no es su problema, que es asunto de la Delegación de Carreteras. Hasta ocho llamadas telefónicas se hicieron a esa delegación con el mismo resultado: nadie respondió. Lo normal para ir a la estación es, si se va por la autopista, salir en Tarragona. Con una salvedad: la dirección que hay que seguir no es, precisamente, la de esa ciudad, sino Valls. Una vez en la N-240, lo mejor es desviarse a la llegada de Perafort (no hay indicador que lo aconseje) y luego seguir hacia La Secuita. En esta localidad sí hay una señal de tráfico que indica dónde está la estación, pero se ven al mismo tiempo la señal y la estación, de modo que resulta de escasa utilidad.
La estación tiene un aparcamiento y determinados billetes dan derecho a utilizarlo sin pagar, pero tampoco hay indicadores para validar el billete. Una vez que se consigue saber cómo funciona la cosa, la sorpresa es mayúscula: un señor hace fotocopia del tique y del billete y luego da permiso al conductor para salir. Con un procedimiento tan poco ágil las colas son morrocotudas. La estación no depende de Renfe, sino de Adif, cuyo portavoz sostiene que algún día se resolverá el problema. Algún día.
Para quejas dirigidas a esta sección dirigirse a Catalunya@elpais.es. A la atención de Francesc Arroyo.
MÁQUINAS SIN ADAPTAR PARA LOS CIEGOS.
Medio centenar de personas con visión reducida protestaron ayer porque no pueden utilizar las máquinas expendedoras de Renfe. Hay signos en braille, pero luego deben seguir las indicaciones de una pantalla que no pueden leer. Renfe admite que su sistema no está adaptado. De todas formas, milagro es que los ciegos llegaran al sitio, estando las aceras llenas de coches y motos.
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