Placeres de reconfortante sencillez
ALDÁN, un nuevo restaurante de Madrid de recetas ibéricas y mediterráneas
No suele ser normal que en un restaurante medianamente recomendable no existan dos o tres especialidades que destaquen sobre las demás. Ni tampoco que sus platos sean tan variados que el conjunto de su cocina resulte difícil de definir. Para sorpresa de sus propios clientes, la gallega Desinda García, responsable de este nuevo restaurante, practica una cocina igualitaria en la que casi todo despierta el mismo interés. En su carta, nada de creatividades ni productos exóticos. Sólo recetas de perfil ibérico-mediterráneo que saltan de Galicia al País Vasco y de Italia a Madrid. Platos castizos propios de las viejas tascas ilustradas (callos, cocido madrileño), junto a otros rutinarios barnizados de actualidad. En el fondo, un restaurante urbano, de hechuras contemporáneas y precios razonables, que, en consonancia con muchos locales a la última, presta notoriedad a los entrantes, incluidos guisos y arroces, para relegar a un segundo nivel las carnes y los pescados.
ALDÁN
Santa Engracia, 157. Madrid. Teléfono 915 33 03 89. Cierra domingos noche. Entre 35 y 45 euros. Callos a la madrileña, 9,50. Huevos estrellados con gambas, 13. Bacalao confitado, 18. Filloas rellenas de crema, 6 euros.
Pan ... 5
Café ... 4
Bodega ... 4
Aseos ... 5,5
Ambiente ... 6,5
Servicio ... 5,5
Para empezar, propuestas tan socorridas como el carpaccio de vacuno al parmesano, la clásica parrillada de verduras, así como unas verduras en tempura con calamares a la salsa romesco, y un pulpo a feira acertado. Además, huevos estrellados con patatas en dos versiones, con gambas al ajillo (algo grasientos) o con virutas de jamón ibérico, medianamente logrados. No faltan los callos a la madrileña, bien condimentados, sin tufillos ni grasas espurias, orgullo de la casa, ni tampoco los cogollos de lechuga con bonito y pimientos asados. Peor suerte corre la pasta fresca con verduras, reblandecida por exceso de cocción, que se baña en una salsa mediocre.
Menos encandilantes son los platos que siguen después. El bacalao, pescado favorito de García, se sirve de dos maneras: al pilpil sobre pisto (versión personal del clásico Club Ranero bilbaíno) o confitado sobre base de cebolla (correcto, sin más). Entre las carnes, mal reseñadas en los enunciados (donde dice buey hay que entender vacuno mayor), un solomillo con foie-gras a la salsa de oporto; rabo guisado, y un entrecó a la plancha aceptable, aunque algo desdibujado. Todo muy convencional, pero de una reconfortante sencillez.
PLATOS DE CUCHARA
UNO DE LOS ASPECTOS más destacables de Aldán resideen la solidez de sus platosde cuchara, que rotan. El cocido madrileño (25 euros, los jueves), copioso, pero no desbordante,se sirve con ensalada de escarola y granada y se enmarca entre los de tipo medio de la ciudad. Parecido interés despiertan sus guisos, entre los que figuran las fabes con pulpo o con centollo, y los garbanzos con perdiz. Luego están sus arroces, como el caldoso de bogavantey carabineros, además de doso tres risottos. Platos abundantes que conviene compartir (dos raciones para tres) y obligana moderarse con todo lo demás.En el apartado goloso, de corte muy casero, merecen la pena las filloas a la crema y el flan de queso sobre chocolate. En cambio, su versión del tiramisú es decepcionante;la leche frita, discreta, y el pastel de manzana a la salsa de toffe, bastante normal. Lo que resultaa todas luces ridícula es la bodega, todavía en formación, pertrechada con un escaso número de marcas de Riojay Ribera del Duero, con ausencias de bulto y olvidos imperdonables, que precisa de una urgente revisión. Lo mismo que el café, bastante vulgar.El servicio, joven e inexperto, compensa sus carenciascon mucha dedicación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.