Causas de optimismo
La evolución agregada del mercado laboral español durante 2006 confirma casi todos los análisis optimistas que ya se han realizado sobre el crecimiento económico español. Pues sí, resulta espectacular que durante el año pasado la economía española creara 687.600 puestos de trabajo, que el número de ocupados ya rebase los 20 millones, que el desempleo haya bajado durante el ejercicio en 30.600 personas y que la tasa de paro haya descendido hasta el 8,3%.
Los números de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al cuarto trimestre de 2006 avalan por el momento la profecía del ministro Caldera, según la cual la tasa de paro bajará del 7% en 2007. Si la tasa de crecimiento se mantiene y la productividad no aumenta, es una predicción plausible. Pero el ministro debería haber ensayado sus dotes prospectivas en un asunto más complejo, como es el de la temporalidad. Porque entre 2005 y 2006 la proporción de contratos temporales ha aumentado, concretamente en cinco centésimas, y afecta hoy al 33,82% de los trabajadores.
El mercado de trabajo mejora, pero sus problemas específicos no acaban de solucionarse. No sólo la temporalidad; tampoco se resuelve el problema del desempleo femenino. La incorporación de las mujeres al empleo y la de los inmigrantes explica el aumento de la población ocupada, pero lo cierto es que el paro femenino casi duplica el masculino, y que la tasa de paro masculino se acerca al 5%, que se considera ya pleno empleo. Quizá haya consuelo en el hecho de que algunos detalles quizá puedan interpretarse como una tendencia a mejorar. Por ejemplo, en el cuarto trimestre la creación de empleo fue mayor entre las mujeres que entre los varones. En todo caso, los puntos neurálgicos del mercado sobre los que hay que actuar son el empleo femenino, el de los jóvenes y el de parados de larga duración, además de insistir en la reducción de la temporalidad, prometida en la última reforma de la contratación laboral.
Frente a las estadísticas laborales de 2006 cabe además un reproche que se ha convertido en tópico, que es el de la baja productividad de la economía española. Un mercado que requiera mano de obra poco cualificada crece a base de salarios bajos y contratación temporal en abundancia y escaso valor añadido en la producción intercambiable. Las críticas de este modelo son correctas; pero si no se sabe crecer con productividades elevadas y mucho valor añadido, mejor es el patrón conocido que nada.
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