Una patria sin nostalgia
El concepto de patria, afirma Sebald, "se acuñó cuando la patria dejó de ser un sitio donde permanecer, cuando individuos y grupos sociales enteros se vieron obligados a darle la espalda y emigrar", en los siglos XIX y XX. Por eso está en los desterrados, en los expatriados de toda laya y por toda clase de razones. No está en los que la reivindican como una identidad, pues éstos, por fuerte que la reivindiquen, lo harán siempre desde el lugar "propio", que niega el mundo. Ilusión patriótica que hoy tantos partidarios reúne, incluso dentro de la sociedad literaria. Prender de gajo, de Luisa Futoransky, es una meditación sobre la patria pero desde el mundo, sin nostalgia. Porque es poeta, y sus ojos de viajera desdeñan las identidades ilusorias y reductoras, sabe que el poeta no tiene lugar propio, que lo único propio que posee es la lengua en la que escribe, la que "lazdra" y "almea": "Lazdrar es un verbo / intransitivo / que significa padecer y sufrir / trabajos y miserias. / Almear en cambio es reflexivo / y supone llevar consigo, de paseo, su propia alma". Todo en este libro pasa por el "poder de la palabra" en la voz de la poeta errante que llega a un lugar y se duele con lo que ve y oye: "viajando se conoce la marcha, la hambruna / la dormida de la gente / y siempre duele". Con una técnica fotográfica, hace una toma de la escena-mundo para mostrar, en ese ahí, la historia propia, que es también la de una patria. Los poemas de Futoransky se hacen desde un vivir que tiene su mejor metáfora en el viaje, y la viajera se impone consignas: "determinar el punto de fuga / por el que el ojo elige / todo lo que no elige / llegar a buen puerto / al corazón de los lugares", al corazón que es el corazón de su patria, del que una vez salió: el barrio bonaerense de Santos Lugares, el único lugar al que ya no se vuelve. Estamos ante un libro espléndido donde esta gran poeta se compadece del dolor de los seres del mundo: "el mínimo denominador común del dolor es universal".
PRENDER DE GAJO
Luisa Futoransky
Calambur. Madrid, 2006
92 páginas. 10 euros
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