Introducción a la locura

"Acabo de matar a mi madre". Así comienza la nueva novela del uruguayo Rafael Courtoisie, que narra las peripecias surrealistas de un asesino en serie. Una comedia negra de trasfondo político que mezcla el esperpento y el existencialismo.
SANTO REMEDIO
Rafael Courtoisie
Lengua de Trapo. Madrid, 2006
190 páginas. 17 euros
Me alegra poder decir que esta vez el escritor uruguayo Rafael Courtoisie (Montevideo, 1958) me ha hecho sentir que la literatura todavía ofrece asideros de donde agarrarse. Me alegra porque con motivo de la publicación de Tajos (Lengua de Trapo, 1999), me pareció que su aporte a los secretos de la ficción sonaba a descubrimiento del Mediterráneo. En ese libro, sólo una historia (Sodoma y Gomorra) me pareció fructífera para el futuro del propio autor. Ahora tenemos Santo remedio, una pieza novelística que, si bien no obedece ortodoxamente a las leyes acordadas del género, sabe hacernos sentir cómodos con la multitud de cosas que se nos cuenta, cómodos con un protagonista que sólo en esta novela puede ser comprendido como personaje, y cómodos con el resultado final: toda la carga irónica que no supo el autor pulir en el libro más arriba citado, se convierte aquí en una muy lograda introducción a la locura, al absurdo y a la necesidad de neutralizar todas esas patologías con un discurso efervescente de inventiva y escenas hilarantes.
Santo remedio , título eminentemente irónico a tenor de la historia, nos relata las peripecias de Pablo Green. Él tiene una madre cancerosa en fase terminal, tiene por vecino a un trompetista que no ceja en ser insolidario con el silencio del prójimo, tiene por portero a un español que cifra en espantosas palizas a su mujer el armónico pasar de su matrimonio, hay un par de individuos que se cruzan en el camino implacable de Pablo que no ofrecen ninguna garantía de rectitud moral. Pablo parece que tiene mucho trabajo y ha decidido sacárselo de encima. ¿Qué hace? Pues se los carga a todos. No tiene miramientos ni siquiera con el sujeto que lo comunica con el espíritu de su madre. Entre capitulillo y capitulillo, vemos incrustados como fotogramas a soldados golpistas apaleando gente, matando guerrilleros. Esta comedia negra de trasfondo existencial y político encuentra su justa y creíble solidez narrativa en el uso de una lengua literaria saludablemente esperpéntica. Y también en una fluidez narrativa concebida para registrar el ritmo sin fin de peripecias surrealistas. Courtoisie ha conciliado con óptimos resultados ese costado lúdico de algunas literaturas con la conciencia de que el mundo ya no tiene remedio.
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