Madrid recuerda a los laboralistas
Homenaje a los abogados de Atocha asesinados por la ultraderecha hace 30 años
"Convertir el dolor en energía democrática". Tal fue la lección política brindada por el pueblo español tras la provocación sufrida con los cinco asesinatos, a manos de ultraderechistas, de los abogados comunistas del despacho laboralista de la calle de Atocha, de la que ayer, 24 de enero, se conmemoraba su trigésimo aniversario. Por ello, el pueblo español fue galardonado como verdadero protagonista de la lucha y consecución de las libertades durante la Transición de la dictadura franquista a la democracia. El premio lo asignó, en la sede madrileña de Comisiones Obreras, la Fundación Abogados de Atocha, que evocó el sacrificio de los cinco asesinados: el empleado del despacho, Ángel Rodríguez Leal, y los letrados laboralistas Luis Javier Benavides, Serafín Holgado, Francisco Javier Sauquillo y Enrique Valdelvira.
El ambiente era grato por el reconocimiento al PCE y a CC OO del presidente del Gobierno
Tres ultraderechistas, Fernando Lerdo de Tejada, Carlos García Juliá y José Fernández Cerra -libres desde 1980, 1993 y 1995 respectivamente-, que ametrallaron a quemarropa a quienes se hallaban en el despacho, causaron también gravísimas heridas a otras cuatro personas más, Dolores González Ruiz, esposa de Javier Sauquillo, y Alejandro Ruiz Huertas, ayer presentes en el homenaje, y a Luis Ramos y Miguel Saravia, estos dos fallecidos el año pasado y hace tres días, respectivamente. El crimen múltiple tuvo por escenario un despacho de letrados de la calle de Atocha, 55, que asesoraba a los movimientos obrero y vecinal de Madrid, ilegales en 1977.
El acto se desarrolló al mediodía a sala llena, con una grata y palpable sensación por el reconocimiento político y moral del presidente José Luis Rodríguez Zapatero en la jornada del martes -el primero de un presidente del Gobierno español- por la contribución del sindicato Comisiones Obreras y el Partido Comunista de España a la conquista de las libertades democráticas.
Un minuto de silencio por las dos víctimas ecuatorianas, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, del atentado con explosivos de ETA en la terminal 4 del aeropuerto de Barajas el pasado 30 de diciembre, rubricó el comienzo del acto. Un vídeo emitido aunaba diferentes escenas de otros atentados terroristas y recordaba las impresionantes manifestaciones de dolor en Madrid tras el asesinato de los abogados del despacho de la calle de Atocha, el 24 de enero de 1977. En el bufete dedicaban su tiempo a la defensa de los derechos, entonces no reconocidos, de cuantos vecinos y trabajadores acudieran en demanda de ayuda, a quienes no cobraban, salvo en muy contadas excepciones. Quizá precisamente por su entrañamiento y compromiso en su defensa de los trabajadores en un Madrid atribulado entonces por los estertores del franquismo, aún todavía con capacidad de matar, fueron elegidos como objetivo para una provocación armada sin precedentes contra los trabajadores. Así lo subrayaron distintos oradores durante el homenaje de ayer. Resaltaron, además, "el propósito de los inductores de los asesinatos de desencadenar una respuesta violenta de la clase obrera que explicara luego una represión generalizada para truncar con ella los anhelos de libertad y democracia que soplaban con fuerza por todo el país", dijo Alejandro Ruiz Huertas.
Manuel Marín y Javier Rojo, presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado, respectivamente, recogieron el galardón de la fundación Abogados de Atocha, como titulares de las dos instituciones que encarnan en España la soberanía popular y en cuyo nombre agradecieron la distinción.
Días antes, la Fundación había singularizado también con su premio internacional a la organización no gubernamental mexicana Nuestras hijas nuestras de regreso a casa, que desde hace trece años pugna contra la impunidad de los autores de los asesinatos y secuestros de mujeres en Ciudad Juárez, próxima a Estados Unidos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.