La Fe se ayuda de clínicas privadas para hacer escáneres

El Hospital La Fe de Valencia no podrá efectuar con normalidad pruebas diagnósticas a través de TAC (tomografía axial computerizada) hasta el mes de marzo, cuando instale un tercer escáner. Para paliar la acumulación de pacientes -80 pruebas diarias de media- Sanidad ha pedido precio a las clínicas privadas cercanas. La externalización de este servicio es criticada por el PSPV que denuncia un fraude en el recuento de la Generalitat sobre listas de espera.

La Consejería de Sanidad ha dado en el Hospital La Fe de Valencia un nuevo paso hacia la externalización de los servicios sanitarios. Este centro tuvo que suplir el pasado 18 de enero uno de sus tres aparatos TAC porque se había quedado obsoleto. Desde entonces y hasta el mes de marzo -cuando llegará el aparato nuevo- La Fe acumula una lista de espera de pacientes pendientes de la prueba que le ha obligado a pedir precio a las clínicas privadas cercanas.

El TAC es un escáner médico que visualiza el cuerpo humano en cortes transversales y es muy útil para realizar diagnósticos de cánceres de mama, pulmón o próstata. El Hospital La Fe cuenta con dos aparatos y está a la espera de un tercero de última generación, según fuentes del centro.

La privatización de las pruebas diagnósticas es practicada en la comunidad valenciana desde 2001, cuando el consejero Vicente Rambla convocó un concurso millonario para practicar resonancias magnéticas a los pacientes. El único hospital de la ciudad de Valencia con este aparato era el Doctor Peset. Desde entonces el dinero invertido por Sanidad en este tipo de pruebas se lo lleva la empresa Eresa, que facilita sus aparatos y su personal, aunque realice las pruebas en centros públicos.

El Hospital La Fe ha decidido volver a contar con las compañías sanitarias privadas para completar sus carencias. Las numerosas clínicas privadas que rodean al hospital se beneficiarán del desvío de pacientes que no puede absorber La Fe.

Para el PSPV la privatización de parte del servicio sanitario no es la solución para desinflar las listas de espera, que a juicio de los socialistas, son muy superiores a los datos de los que presume Rafael Blasco, consejero de Sanidad -31 días como máximo para ser operado-.

"Hay pacientes que llevan un año esperando para operarse y que en las cuentas públicas no aparecen", denuncian fuentes socialistas. Para la oposición, el PP realiza un recuento interesado. El plan de choque contra las listas de espera llevado a cabo por Sanidad propone a los pacientes operarse en clínicas privadas después de 60 días de espera. Si el enfermo no acepta la propuesta permanece en la lista, pero esta vez su cuenta empieza de nuevo. "El PP lo llama jocosamente efecto lavadora; dar vueltas con el enfermo según convenga", denuncian.