"Habrá muchos cadáveres en el camino"
Miembro del grupo Los Canarios en los años sesenta, Eduardo Bautista (Las Palmas de Gran Canaria, 1943) es una de las 10 personas más influyentes en el sector musical internacional, según la revista Billboard. Un premio, el Midem Master, que se ha dado a conocer en el Midem, la feria anual de la industria de la música que celebra su 41ª edición hasta el día 25 en Cannes (Francia). Aunque él resta importancia a esta distinción, lo cierto es que Bautista, actual presidente del Consejo de Dirección de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), ha cumplido un papel importante en la consolidación de esta sociedad de gestión, que ha pasado de recaudar en 1983 unos 24 millones de euros a los 318,8 recaudados en 2006. Ahora, en un año clave para el cambio del negocio musical, Bautista se alinea del lado de los independientes para abrir el campo a los autores. Para ello, la SGAE ha emprendido inversiones por 200 millones de euros en infraestructuras en España y América Latina.
"Hasta 2012 invertiremos 200 millones de euros en infraestructuras para creadores en España y América"
"Me gustaría hacer una mezcla de Amazon, eBay, Google, MySpace, YouTube e incluso Napster"
Pregunta. Ha sido elegido uno de los 10 midem masters por la revista Billboard. Los otros nueve son profesionales del sector independiente y el nuevo negocio de la industria musical. Su campo, en cambio, es más institucional. ¿Qué están premiando con estas distinciones?
Respuesta. Creo que en mi caso están premiando la resistencia. Son ya muchos años en la trinchera, no he conocido un momento de tranquilidad. Me ha tocado vivir primero la modernización de una organización, pero después, una vez alfabetizada, nos ha tocado afrontar el peor de los momentos: el cambio de toda la estructura y el modo de negocio.
P. Parece que 2007 es el año definitivo del cambio en el mundo de la música..
R. Y van a quedar muchos cadáveres en el camino... Hay algunas sociedades importantes que no se han adaptado.
P. ¿En qué sectores?
R. En audiovisuales, por ejemplo. En la industria discográfica van a quedar tres majors -Sony, EMI, Universal- que ya son megamajors.
P. Pero quizá sus grandes estructuras organizativas sean su lastre. El área independiente de la música está ganando terreno. En este Midem tienen un papel importante.
R. Nunca como ahora, desde los últimos 40 años, ha habido tantas músicas diferentes llegando a tantos públicos distintos. Lo que pasa es que las grandes cifras del negocio siguen estando en manos de las majors. Lo otro, que a mí me gusta más, es el esfuerzo individual. En este panorama, ahora, paradójicamente, el jazz o el flamenco tienen más posibilidades de desarrollo y distribución. Las majors han dejado ese terreno libre. Lo que pasa es que hay que redimensionar el negocio. Los artistas y todos nos tenemos que situar dentro de lo que llamo "la lógica de lo frugal".
P. ¿Qué quiere decir con eso?
R. Eso significa partir de un tamaño real del mercado y no del tamaño hipotético que está marcado por las multinacionales. Y a partir de ahí, redimensionas toda la cadena. El artista no puede plantearse su futuro como si estuviera trabajando para una major cuando está grabando para una independiente.
P. Lo malo es que la Fundación Autor produce discos y libros pero de momento es incapaz de distribuirlos.
R. Ése es un fallo que no sabemos a quién achacar y que es culpa nuestra. Somos conscientes de esos fallos y ya estamos en vías de solucionarlo. En dos años habrá cambios radicales.
P. ¿Cómo enfoca la distribución, entonces? ¿Quizá tipo MySpace o YouTube?
R. Nosotros tenemos desde hace algunos años el Portal Latino y lo estamos mejorando para que sea una alternativa a MySpace, YouTube o cualquier otro. Me gustaría hacer una mezcla de Amazon, eBay, Google, MySpace, YouTube e incluso Napster. Cada uno en su escala, claro.
P. La SGAE está invirtiendo en infraestructuras y patrimonio con centros tecnológicos en Madrid, Sevilla y Santiago de Compostela. En teatros en toda España, Buenos Aires y México, en la restauración del Palacio de Boadilla del Monte (Madrid) como sede de la Fundación Autor. ¿Cuánto dinero, por qué y para qué está invirtiendo la SGAE en este programa?
R. En Buenos Aires hemos comprado el Teatro Metropolitan, en México el Teatro Lírico. Todo eso lo hace la Fundación Autor. Esos enclaves van a estar y están al servicio de nuestros socios pero también del público. El reto es desarrollar nuevas audiencias, traerlos a estos espacios. Nosotros estamos poniendo la cartera donde ponemos la boca. Desde 2005 hasta 2012 vamos a invertir 200 millones de euros en esto.
P. Su gestión tiene también áreas muy criticadas. Por ejemplo, entre los socios se contempla esta gran expansión en infraestructuras mientras todavía siguen sin cubrirse muchas de sus necesidades sociales.
R. Es una crítica plenamente fundamentada y sólo me queda decir que lo sabemos y estamos tratando de subsanarlo. Estamos trabajando en algo llamado Futurautor, un programa para orientar a los autores en cómo maximizar sus recursos económicos y cómo pensar en el futuro, y por otro lado estamos reforzando la mutualidad. La mutualidad en la SGAE tiene 80 años pero no ha experimentado los avances necesarios. Ahora se trata de que dé un importante salto cualitativo.
P. Usted es desde 1996 presidente del Consejo de Dirección de la SGAE, presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias de la Música, presidente de la Sociedad Digital de Autores y Editoras, director general de la Fundación Autor y otros cargos directivos más. ¿No cree que está acaparando mucho poder? ¿O es que lo reeligen sin cesar?
R. El mío no es un cargo político, es ejecutivo. Estoy en la SGAE desde 1983, pero en 1996 me pidieron que me especializara. Hay un presidente social, que es un autor, y yo soy el ejecutivo. Digamos que el presidente asociado reina y yo gobierno. Soy el presidente de la máquina, pero no de la junta directiva ni de la sociedad. Soy también el director general de la Fundación (el director es Manuel Gutiérrez Aragón) y el presidente de Iberautor, que es el holding que maneja eso. Hay también cargos que yo no quiero, como el de presidente de la Academia. Son demasiadas cosas. Yo debería delegar. Pero entre mis defectos está el ser estajanovista, perfeccionista. Sin embargo, en la SGAE hay una estructura que funciona por sí sola, y si yo mañana decido que lo dejo, eso sigue adelante.
Babelia
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