Los jóvenes y el alcohol

Ha sido la ministra Salgado quien ha destapado la caja de los truenos, pero ¿le falta razón?, o ¿queremos seguir haciéndonos los despistados y mirar para otro lado no queriendo atajar el problema, con "falsas" demagogias? No por el mero hecho de ser socialistas se hacen las cosas mal, ni por el mero hecho de encontrarse en el Gobierno se dictan mal las normas. Cuando algo está bien también hay que reconocerlo, y ahora toca.

La ministra de Sanidad se ha atrevido a "poner el cascabel al gato", y con la nueva ley para prevenir el consumo de alcohol entre menores que prepara su ministerio acomete seriamente el problema. En este proyecto se prohíbe a las bodegas utilizar sus marcas comerciales para el patrocinio de actividades, la venta de productos o la promoción de emplazamientos turísticos.

Y claro, la polémica se levanta cuando se trata de aludir al vino directamente, al pretender incluir a los fermentados en el mismo saco que los destilados, pero ¿los efectos no son los mismos?, ¿se emborracha uno con la ingesta de vino o con la de cerveza? Pues queda claro.

Ahora los empresarios del sector claman al cielo, y están en su derecho, pero ¿se acordaron de los empresarios del tabaco? Argumentan con que el vino es un alimento, que el vino es cultura y es divertimiento. Claro que bebido con moderación no resulta para nada perjudicial, pero lo mismo pueden decir los productores de licores, e incluso los de tabaco.

Yo, sinceramente, como padre de familia, prefiero que mis hijos no puedan acceder libremente a la compra de vino o de cervezas hasta ser mayores de edad, y no quiero que los calimochos y las litronas sean los protagonistas de los botellones, por lo menos hasta que la mayoría de edad les dote de cierta conciencia sobre la ingesta de alcohol y sus consecuencias.