_
_
_
_
Reportaje:

Doña Carmen vive en un palacio sin luz ni agua

Una mujer de más de 80 años es la única inquilina de un edificio expropiado por el Ayuntamiento para hacer vivienda protegida

Daniel Verdú

Pagar las facturas de la luz de un palacio es complicado; ya lo denunció la presidenta regional, Esperanza Aguirre, en su biografía. Y si además, para hacerlo, se cuenta sólo con una raquítica pensión, el trabajo se complica todavía más. Unos 30 años lleva doña Carmen sin luz en su casa. Nació hace más de 80 años en el antiguo palacio de la Duquesa de Sueca, en el número 2 de la plaza del Duque de Alba, en Centro. Y ahí sigue.

El Ayuntamiento de Madrid expropió el histórico edificio para realizar viviendas protegidas, pero Carmen Martín dice que no se marcha: "Me han ofrecido pisos. Pero son pequeños y malos. No me gustan. Me voy a quedar hasta que me den algo que esté bien".

Y hubo un tiempo en el que el suyo lo estuvo. El palacio está situado justo a mitad de camino entre La Latina y Tirso de Molina, en pleno centro de Madrid. Ahora, día y noche, un guardia de seguridad vigila la puerta del inmueble para que no se cuelen okupas. El guarda hace de interlocutor entre Carmen y las frustradas visitas, que siempre se marchan sin poder entrar. "Es que estoy cansada, y además está prohibido que la gente entre", suele decir. El edificio, de 7.200 metros cuadrados, está completamente vacío y abandonado. Sólo están ella y sus gatos. Un patio gigante en semirruinas distribuye las antiguas viviendas del edificio cuya fachada trasera llega a la calle de Colegiata.

En sus orígenes, en el siglo XVIII, el inmueble sirvió de escuela para los hijos de los criados del rey Carlos III. En 1791, el arquitecto Antonio de Abajo lo convirtió en una residencia para la duquesa de Sueca, esposa del primer ministro de Carlos IV, Manuel Godoy. En 1837 se convirtió el Colegio de Humanidades de Francisco Serra, y a finales del siglo XIX se transformó en un cuartel de la Guardia Civil. Luego llegaron las viviendas donde nació Carmen.

"Mi padre era muy amigo de Carlos Rúspoli, duque de Sueca, y de su mujer, Pilar Navacerrada", recuerda. "Trabajaba en un taller de coches y no le cobraba nada al duque. Se llevaban muy bien, y Rúspoli le regaló un piso en agradecimiento. Él no quiso aceptarlo y sólo lo tomó prestado", relata.

Carmen nació en el mismo piso donde todavía vive. Dice que no tiene luz desde que murió su padre, hace unos 30 años. "Pero no me hace falta. Tengo mi farolillo y mi linterna, y, además, el sol en esta casa llega por las mañanas hasta debajo de la cama. Por eso me gusta tanto", revela. Vive con una pensión de 240 euros que "no da para nada". La comida se la traen sus hijos cuando vienen a verla una o dos veces por semana.

"Cada vez salgo menos a la calle. Sólo al banco y a cosas urgentes", explica. Los que la conocen dicen que tiene una vitalidad desbordante. "Para vivir ahí en esas condiciones, si no la tuviera...", comenta una vecina. A su manera, siempre sale muy arreglada y nunca se olvida de pintarse.

Ni luz, ni agua, ni gas. Pero tiene un transistor a través del cual se va informando. "¿Y quién es esa gallega que ha salido desnuda de la que hablan tanto?", pregunta acerca de la peluquera que fue portada de Interviú hace dos semanas. No recibe visitas, pero tiene una línea telefónica a través de la que mantiene, sin prisas, conversación. El Ayuntamiento asegura que la casa está expropiada y que Carmen "es una okupa". "En dos meses el juez dará la orden de desalojo", advierten.

En Madrid, hay muchas personas mayores que viven solas. Algunas tienen graves problemas para llegar a final de mes. Lo que no suele producirse es una combinación de todos los signos de la precariedad con un optimismo del tamaño del de Carmen. "Ahora me he hecho daño en un pie, pero estoy bien. Tengo más años que la Cuesta de la Vega, pero no creas que te voy a decir cuántos. Yo es que soy muy madrileña", asegura.

Fachada principal del palacio de la Duquesa de Sueca.
Fachada principal del palacio de la Duquesa de Sueca.GORKA LEJARCEGI

Pisos para estudiantes

Ironías de la vida, en un principio se pensó en el edificio donde vive Carmen Martín -desde hace décadas sin luz, ni agua y "con ratas como conejos" campando a sus anchas- como la futura sede de la Concejalía de Asuntos Sociales y Servicios al Ciudadano

que dirige Ana Botella.

Pero el último proyecto municipal para el palacio de la duquesa de Sueca, que todavía no se ha ejecutado, consiste en convertirlo en 88 apartamentos para estudiantes. Los requisitos que se anunciaron en su momento son: ser menor de 35 años, residir aún en el domicilio familiar, no ser propietario ni arrendatario de otra vivienda (ni libre ni protegida) en Madrid o en cualquier otro lugar de España, y disponer de unos ingresos mínimos de unos 800 euros y máximos de 1.700 (aproximadamente).

Estos requisitos no gustaron a algunos de los potenciales aspirantes y, hace un año, un grupo de jóvenes organizó una protesta frente al inmueble para denunciar lo que consideraban unas condiciones demasiado restrictivas.

La misma fórmula del palacio de la Duquesa de Sueca se aplicará a una decena de cantones municipales donde ahora se guardan los aparejos de limpieza, y que serán rehabilitados para conseguir el resto de "alojamientos temporales".

Mientras tanto, Carmen espera a que el Ayuntamiento le ofrezca algo interesante para abandonar su palacio.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_