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Los demócratas serbios deberán unirse para evitar la victoria 'ultra'

Guillermo Altares

Nadie oculta que las relaciones entre las dos principales formaciones democráticas serbias, los nacionalistas moderados del primer ministro Vojislav Kostunica y los europeístas del presidente Borís Tadic, no son buenas; pero la única salida para que este país no se vea sumido en un periodo de inestabilidad política tras las elecciones de mañana es que vuelvan a pactar. No será fácil y deben hacerlo en un periodo máximo de tres meses porque, en caso contrario, se convocarían nuevas elecciones, de las que los ultranacionalistas podrían salir muy beneficiados.

Todas las encuestas ofrecen unos resultados similares. Sasa Mirkovic, director general de la cadena independiente B-92, apostaba ayer por una victoria por la mínima del Partido Radical Serbio (SDS), en torno al 29% de los votos, sin posibilidades de llegar al poder. Los europeístas del Partido Democrático (DS) conseguirían en torno al 26%, y los nacionalistas del Partido Democrático de Serbia (DSS), un 18%, por lo que necesitarían un tercer socio, muy probablemente la coalición reformista G-17, para formar un Gobierno sólido. La entrada en el Parlamento de formaciones más pequeñas (es necesario un mínimo del 5% de los votos) dependerá de la participación de los 6,6 millones de serbios llamados a las urnas.

"No va a ser fácil formar el Gobierno que este país necesita. Los dos principales partidos se detestan; pero no tienen otra salida más que unirse. La convocatoria de elecciones anticipadas puede ser muy peligrosa porque los radicales podrían aprovecharse de la situación", dice Mirkovic. El telón de fondo de las negociaciones va a ser la discusión final del estatuto de Kosovo, que logrará una independencia condicionada concedida por la ONU, y esta situación sólo puede ayudar a la ultraderecha.

Apoyos europeos

En la última semana han pasado seis líderes europeos por Serbia, desde el ministro sueco de Exteriores, Carl Bildt, hasta el primer ministro griego, Costas Karamanlis, para mostrar su apoyo a las fuerzas democráticas y, según fuentes de ambos partidos, también para dar un mensaje claro: no es el momento para experimentos, ni para divisiones.

Serbia se juega algo más que sus negociaciones con la UE -suspendidas desde mayo ante lo que Bruselas considera una falta de voluntad para capturar al general Ratko Mladic, acusado de genocidio-; si la desunión entre los demócratas lleva los radicales al poder, el desastre sería mayúsculo. Por otra parte, un Ejecutivo en minoría no podría llevar a cabo las reformas económicas que este país, que se separó de Montenegro la pasada primavera, comienza a necesitar con urgencia.

Las dos formaciones provienen de ámbitos diferentes. El DS de Borís Tadic, que presenta como candidato al ex ministro de Finanzas Bozidar Djelic, de 41 años, es proeuropeísta y quiere convertirse en un partido socialdemócrata; mientras que el DSS es nacionalista moderado y conservador.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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