Centros de investigación periféricos
Nadie puede proclamar hoy el monopolio de grandes e innovadoras ideas, tampoco las universidades. Las autonomías precisan hoy más que nunca de centros de investigación periféricos donde los investigadores estén cercanos de sus "clientes" y parcialmente libres de los a menudo restrictivos procedimientos de la investigación centralizada y burocratizada de las universidades.
Estos centros de investigación no deberán convertirse en islas, puestos aislados externos, sino en penínsulas, vale decir, en extensiones del dominio estratégico de la universidad. Desde estos centros deberían fluir las ideas innovadoras de la periferia a la universidad y viceversa. Para ello se requiere la mejora de los canales formales e informales de información sirviéndose, entre otros medios, de las nuevas tecnologías de la información. Asimismo es necesario que dichas extensiones reciban, por una parte, la autoridad suficiente para analizar más a fondo sus ideas y proyectos y, por otra, más incentivos y apoyos que faciliten y fomenten sus esfuerzos de investigación. A este efecto sugiero cuatro estrategias: (1) creación de varias extensiones ubicadas en zonas periféricas aisladas y poco desarrolladas. (2) Darle a estas extensiones los recursos personales y financieros adecuados para "semillas" que permitan el balance entre el alcance de las metas consensuadas a corto y medio plazo y la libertad suficiente para perseguir nuevas ideas. (3) Exigir por parte de la universidad a las extensiones solicitudes formales a tipo de licitación pública debiendo superar las mismas otras ofertas competitivas. (4) Crear redes regionales, nacionales e internacionales de centros de investigación, dándole a los mismos y a sus investigadores la posibilidad de participar en forma rotativa en los proyectos que se realicen en aquéllos, fomentando la sinergia y superando el aislamiento y estancamiento actuales de muchos centros universitarios de investigación.
Tal vez a ciertos lectores les parezcan estas propuestas un tanto utópicas, pero si consideramos que el mundo empresarial las lleva practicando en el extranjero ya desde hace varios años y con éxito, como escriben Birkingshaw y Hood, también las autonomías españolas podrán lograrlo.
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