Naciones Unidas cifra en casi 3.000 civiles muertos al mes la sangría en Irak
Tres atentados en cadena causan 95 muertos y 170 heridos en el centro de Bagdad
Casi 3.000 civiles asesinados cada mes en Irak es un dato que deja pequeña la definición de matanza. Quien mejor lo sabe es Gianni Magazzeni, el responsable de Naciones Unidas que ayer informó de que 34.452 personas murieron violentamente y otras 36.685 resultaron heridas en el país árabe en 2006. "Es una masacre, la gente está totalmente desprotegida", dice el italiano por teléfono desde Bagdad. Minutos después de hablar con él, 95 personas perdieron la vida y 170 sufrieron heridas en tres atentados casi simultáneos en la capital, dos en una universidad y el otro en un mercado.
La cifra revelada ayer por la ONU es más alta que cualquiera de las que ha dado hasta el momento el Gobierno iraquí y supera con creces el cálculo de 23.000 muertos revelado por las autoridades hace apenas una semana. "La explicación", comenta Magazzeni, "es que nosotros contabilizamos los cuerpos no identificados". Los datos de la oficina de derechos humanos de la ONU en Irak, los primeros de un año completo, se fundan en las estadísticas de los hospitales y la morgue.
El responsable del informe no tiene dudas de las causas de la matanza: "La principal causa que genera la violencia sectaria son las venganzas y el resentimiento por los crímenes que nunca han sido aclarados o castigados sus culpables. (...) También contribuye la creciente sensación de impunidad por las violaciones de derechos humanos".
Magazzeni habla, en resumidas cuentas, de un clima de ajustes de cuentas masivos entre suníes y chiíes, alimentado por crímenes tanto cometidos durante los años de dictadura de Sadam Husein como después de su derrocamiento en 2003. Para más inri, el equipo de 30 personas que trabaja junto al funcionario de Naciones Unidas no tiene empacho a la hora de concluir que "las fuerzas de seguridad gubernamentales no dan suficiente protección a la gente y que la insurgencia opera con la connivencia de la policía o incluso tiene infiltrados" en las fuerzas del orden.
"Si no se produce un significativo progreso en la Administración de justicia, la violencia sectaria se perpetuará y entrará en una espiral que será imposible controlar", advierte Magazzeni. El informe de la ONU es claro a la hora de analizar el impacto del nuevo plan de seguridad para Irak que la semana pasada puso en marcha el presidente estadounidense George W. Bush con el anuncio, contra la opinión mayoritaria de sus asesores y los ciudadanos, del envío de 21.500 soldados más a Irak, la mayoría con destino a Bagdad. La primera brigada de refuerzo llegó en las últimas horas a la capital iraquí.
Respecto a este despliegue, el informe es claro: "El éxito del nuevo plan de seguridad, la posibilidad real de que produzca un cambio real en Irak, depende de que se lleve a cabo una reforma a fondo para fortalecer el Estado de derecho y la Administración de justicia para todos los iraquíes".
Unas horas después de que Magazzeni presentara el informe, la cruda realidad iraquí le daba la razón. Casi simultáneamente, un coche bomba explotó y un terrorista suicida detonó su carga en las inmediaciones de la Universidad de Mustansiriya, una academia de confesión suní. El coche hizo explosión cerca de la puerta principal y el suicida se voló en otra puerta. Todo estaba calculado para la masacre: tras el estallido de la primera bomba, la mayoría de los supervivientes huyeron hacia donde los esperaba el suicida. Todo ocurrió en un área donde los estudiantes, la mayoría mujeres, esperan habitualmente los autobuses o a alguien que los lleve a casa.
El último recuento, anoche, daba cuenta de 65 fallecidos y 110 heridos en este doble atentado. No fueron los únicos ataques que hubo en la capital: otra bomba explotó en un concurrido mercado, mayoritariamente frecuentado por suníes, de componentes de audio y de motocicletas en el centro de la ciudad, causando la muerte a 25 personas e hiriendo a otras 60, según la agencia Reuters.
El incremento de la violencia sectaria y la perspectiva de que ésta va a más ha forzado a 1,7 millones de iraquíes a desplazarse dentro del país y a otros 1,9 millones a emigrar a los países vecinos, según la agencia para los refugiados de Naciones Unidas (ACNUR). "Calculamos que para finales de este año el número de refugiados en el exterior alcanzará los 2,3 millones", precisa María Jesús Vega, portavoz de esta oficina de Naciones Unidas en España.
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