Malentendidos en Riad
El ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar decidió ayer suspender una conferencia que iba a pronunciar en la Universidad islámica Imam de la capital de Arabia Saudí al serles prohibido el acceso al centro tanto a las mujeres del séquito oficial del ministro español como a las periodistas que dan cobertura informativa a su viaje. Aseguran fuentes presentes durante el incidente que el anfitrión, el ministro de Justicia de Arabia Saudí, intentó denodadamente solventar la cuestión pero sin éxito.
Problemas de este tipo son frecuentes en contactos de todo tipo entre representantes de democracias y legaciones de regímenes islamistas o teocracias islámicas. Resulta que existe un conflicto innegable entre pautas de comportamiento y valores. En demasiadas ocasiones los representantes de las sociedades libres, tanto si son invitados como si ejercen de anfitriones, acaban cediendo para evitar irritaciones. Esto genera muchos malentendidos y el ministro López Aguilar ha hecho muy bien en impedir uno nuevo.
Pero la mayor flexibilidad en el protocolo o la actitud tolerante no puede llevar a los representantes de las sociedades libres a aceptar discriminaciones o claras afrentas a los principios básicos de las mismas. Por eso, igual que a nadie se le ocurre invitar a diplomáticos islamistas a catas de jamón ni a la fiesta de la cerveza de Múnich, nadie en Arabia Saudí debe faltar al respeto a un ministro demócrata invitándole a hablar en un centro donde no pueden entrar ni las mujeres que lo acompañan. En las relaciones mutuas falta reciprocidad. Así, los saudíes animarían a que la población de Córdoba aceptara que se financie una nueva mezquita allí, si antes permitieran la construcción de una sola iglesia en Riad.
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