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Crónica:NO FUNCIONA
Crónica
Texto informativo con interpretación

¿Y si el ruido lo hace el Ayuntamiento?

El cierre, provisional, de La Paloma ha hecho que algunos ciudadanos deseen abrir un debate sobre el ruido en Barcelona. Ni uno solo de los que se ha dirigido a esta sección es partidario del ruido. Lamentan el cierre del local, pero confían en que los propietarios lo insonoricen y pueda volver a abrir. Es decir, en general, se han puesto del lado del Ayuntamiento. Pero han ido un punto más allá que las propias autoridades municipales y se preguntan por qué el municipio no es igualmente duro con sus propios ruidos.

A principios de semana, un oyente comentaba en Catalunya Ràdio que en su calle (Banys Nous) el camión de la basura pasa entre la una y las dos de la mañana. Y hace bastante ruido. Ese mismo día llegaron al diario al menos cuatro quejas en el mismo sentido de lugares bastante distantes. La pregunta es la misma: ¿Qué hace el Ayuntamiento cuando es él el que genera el ruido? Un portavoz del área de mantenimiento explicó que el consistorio sabe que los camiones hacen ruido y en el próximo concurso de limpieza piensa introducir una cláusula en la que primará a las empresas que se comprometan a reducirlo. Es decir, a partir de octubre los barceloneses se despertarán menos. Hasta entonces, el asunto es compatibilizar el derecho al descanso con el derecho a la circulación, porque retirar la basura de día supone entorpecer el tráfico. Aunque hay zonas (el centro del Eixample) donde también se retira basura de día y nadie se muere en el coche esperando.

Además, explicó el mismo portavoz, el Ayuntamiento ha ordenado que el vaciado de contenedores de basura selectivas (papel, latas, botellas) sí se haga de día porque el ruido es mayor. La basura orgánica, en cambio, se hace mayoritariamente de noche porque el ruido no es, como el de La Paloma, "continuado, sino en punta" y se puede soportar mejor. De modo que, aunque el Ayuntamiento se esforzó por no decirlo, está claro que en la pugna entre la libertad de circular y el derecho a dormir pierde el segundo. Sin que eso tenga nada que ver con el hecho de que el ruido dependa de ICV (Imma Mayol) y en cambio mantenimiento y circulación dependa de concejales del PSC (Francesc Narváez y Ferran Julián, respectivamente). Es comprensible. El derecho al silencio sigue siendo una quimera en Barcelona, donde incluso en el metro se aturde al personal con un ruido que la dirección de la empresa llama música, además de con publicidad pura y dura.

Para quejas referidas a las administraciones y empresas públicas pueden dirigirse a Catalunya@elpais.es. A la atención de Francesc Arroyo.

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