Los bombardeos golpean a los islamistas en Somalia por tercer día consecutivo
Habitantes de la zona aseguran que soldados extranjeros guían los aviones desde tierra
Dos días después de que Estados Unidos lanzase un ataque aéreo contra supuestos miembros de Al Qaeda en el sur de Somalia, el Pentágono no ha ofrecido información de quién o qué era el objetivo. Helicópteros artillados y aviones de combate bombardearon ayer la zona por tercer día consecutivo. El Gobierno provisional de Somalia, que apoya la comunidad internacional, asegura que han muerto numerosos islamistas. Washington niega su implicación en los dos últimos ataques, y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas estudia la posibilidad de enviar tropas.
Apenas sale información del sur de Somalia. La región del río Jubba, fronteriza con Kenia, es una zona muy remota, de abundante vegetación, pocos habitantes y difícil acceso. Un hombre de Banka-Jiira, una aldea situada a unos 40 kilómetros al este de Doble, uno de los pueblos bombardeados, asegura en declaraciones a la BBC que son aviones norteamericanos los que llevan a cabo los ataques.
Este es el resumen de su diálogo de ayer con la cadena de televisión británica: "En Banka-Jiira, la principal zona de pasto del valle, nos han dado duro. El incidente más penoso fue el bombardeo de una gran boda. Tenemos informaciones de que los aviones son guiados desde tierra por soldados [extranjeros] que se mueven por la noche en la foresta. Los bombardeos han matado numerosos animales. No tenemos las cifras, pero sabemos que son muchos. La milicia islamista pasó por Doble hace una semana. Las tropas etíopes y las del Gobierno [somalí] que les persiguen obligaron a 10 jóvenes de la zona a ir con ellos para mostrarles la ruta por la que escaparon. Sólo uno ha podido regresar".
La milicia de la Unión de Tribunales Islámicos, derrotada en diciembre por las tropas etíopes y del Gobierno provisional somalí en una guerra relámpago que apenas duró una semana, tratan de buscar refugio en la zona fronteriza de Jubba, donde en el pasado hubo campos de entrenamiento de terroristas. Según informaciones procedentes de Nairobi, tropas kenianas y comandos especiales estadounidenses tratan de cerrarles el paso e impedir su huida. En la costa se han situado barcos de guerra, también norteamericanos. Entre ellos, el portaaviones Einsenhower.
En Mogadiscio circulan informaciones imposibles de confirmar que en el ataque del lunes llevado a cabo por un avión estadounidense, perdieron la vida 50 personas. El Pentágono, que sólo admite este ataque -"la gente nos confunde en los otros con aviones etíopes", aseguran- no le consta la muerte de civiles. El Departamento de Defensa ha advertido de que no dará información hasta que personal norteamericano llegue a la zona e identifique a los muertos.
Washington está convencido de que ha conseguido matar a Fazul Abdullah Mohammed, considerado uno de los financiadores de los atentados de 1998 contra las embajadas de Estados Unidos en Kenia y Tanzania. Su fuente es el Gobierno provisional somalí, que sostiene que en uno de los ataques del martes han perdido la vida varios de los líderes islamistas que viajaban en un todoterreno. El principal objetivo de los etíopes es Hassan Dahir Aweys, jefe de la Unión de Tribunales Islámicos.
El Consejo de Seguridad de la ONU se disponía anoche a analizar la situación. El secretario general del alto organismo, Ban Ki-moon, ya expresó el martes su preocupación por el bombardeo estadounidense del lunes. Ese día Ban trató la crisis con el alto representante de la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, quien insinuó la necesidad de desplegar una fuerza de paz en Somalia. No es la idea dominante en el Consejo, que prefiere aprobar fondos para ayudar a los refugiados, informa Sandro Pozzi desde Nueva York.
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