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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Rearme en Palestina

El mundo habla de proceso de paz para referirse a algo que no procede y que nada tiene que ver con una paz asumible por las partes. El jueves pasado el primer ministro israelí Ehud Olmert y el presidente egipcio Hosni Mubarak se encontraron en Sharm el Sheik para ver cómo darle vida a algo prácticamente inexistente. Una incursión del Ejército israelí en Cisjordania, en la que morían cuatro palestinos, arruinaba la oportunidad negociadora. Y del jueves al día de ayer, la situación en los territorios ocupados se ha deteriorado gravísimamente con la escalada de enfrentamientos entre las dos facciones que sitúa de nuevo a los palestinos al borde de la guerra civil. El balance de tres días está en más de una docena de muertos en enfrentamientos entre Fatah, leal al presidente de la Autonomía, Mahmud Abbas, y Hamás

Abbas declaraba ayer que no había ya posibilidad de llegar a un acuerdo para formar un Gobierno de unión nacional, y, en consecuencia, reiteraba su anuncio del 16 de diciembre de una próxima convocatoria de elecciones anticipadas. Hamás denuncia la convocatoria como un intento de golpe de Estado para negarle el fruto de su victoria electoral del pasado febrero. Abbas, que cuenta con unos 4.700 hombres en su guardia especial, declaraba también fuera de la ley a la milicia de su adversarios, de unos 6.000 efectivos, y ambos se proponían doblar sus respectivos contingentes. En medio de toda esa sinrazón, Washington ha tomado claramente partido y a asignado 86 millones de dólares para el rearme de Fatah.

La Autoridad Palestina se halla sumida en dos gravísimos conflictos. El primero es irresoluble sin la buena voluntad de Israel, puesto que la paz sólo puede provenir de un reparto justo del territorio del antiguo mandato británico; y el segundo, de propia creación, es la amenaza de guerra civil que agudiza el conflicto de poder entre el islamismo radical victorioso en las pasadas elecciones y Abbas. Sin la solución previa del segundo es impensable la reanudación de conversaciones para atacar el primero. Por eso, es doblemente criminal la ceguera de los dirigentes palestinos, incapaces de sacar de la postración en que ha quedado su pueblo con el despojo de su tierra.

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