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Reportaje:ESCAPADAS | LASTUR | Fin de semana

¿Por debajo del nivel del mar?

Lastur se encuentra en un profundo y estrecho valle, al que se llega desde el alto de Itziar después de bajar una prolongada pendiente que asentaba la falsa creencia de los vecinos de la comarca de que el pueblo se encontraba por debajo del nivel del mar. Está situado en el macizo calizo de Izarraitz, donde abundan los sumideros que se tragan las aguas de un valle en el que los ríos van por dentro: casi cada caserío cuenta con su propia sima, de entre los que destaca el de Ubitxako zuloa, localizado a tan sólo 75 metros sobre el nivel del mar, en un valle rodeado de cotas superiores a los 500 metros, lo que da idea de la profundidad de que se habla.

Y ahí, en la hondura de esta vaguada, los vecinos de Lastur se establecieron desde hace siglos, y hasta milenios, si se recuerda que las reconocidas cuevas de Ekain se encuentran un par de valles más al oriente. Alguno de ellos también pasó a la posteridad, como la llamada doña Milia de Lastur, que seguro vivió en la casa torre de Leizaola -hoy caserío, que conserva el escudo, colocado en esquinera- o en alguno de los viejos solares que dominaban el valle.

Los dos viejos molinos que aprovechan la corriente del río han sido restaurados

La tal dama es famosa por las endechas que le compuso una hermana a su muerte, después de que ésta viera cómo, todavía con su cuerpo caliente, su viudo quería casarse con otra dama. El historiador del siglo XVI Garibay recoge estos versos de la centuria anterior, uno de los más antiguos ejemplos de la literatura vasca. En ellos la poeta habla con su hermana recién fallecida y recuerda cómo en Lastur había caído una piedra del cielo que había acertado a dar en la torre nueva del valle, quitándole la mitad de las almenas.

Hoy día en Lastur ya no llueven meteoritos y sólo de vez en cuando algún chaparrón ensombrece un valle que cuenta con talleres de artesanía textil, cerámica y escultura, produce miel de forma artesanal y también harina de maíz en unos molinos de claro sabor medieval. Hasta cursillos de parapente y de iniciación en la monta de caballo hay, sin olvidar, en valle tan escarpado, la bicicleta de montaña. Estas son las actividades que ofrecen los actuales descendientes de doña Milia de Lastur.

Pero, sin duda, las principales atracciones de este valle sin entrada ni salida se encuentran en el núcleo principal del barrio, allí donde está la remozada iglesia de San Nicolás, de estructura realmente curiosa. A un lado de este grupo de casas que se levantaron a la sombra del templo, se pueden ver dos pequeñas construcciones escalonadas en la base de la ladera del monte, que aprovechan las aguas del río de Lastur para que se ponga en marcha el primer molino. La fuerza de la corriente mueve los mecanismos necesarios para que el maíz caiga por la tolva y comience su molienda, que termina en una harina finísima, muy apreciada por quienes la conocen. Y con el mismo agua se mueven las piedras del segundo molino, unos metros más abajo.

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Esta es una de las grandes recuperaciones que se han realizado en el valle. Hace treinta años, este curioso par de molinos estaba en la ruina más absoluta y ahora se puede disfrutar cualquier fin de semana del año del movimiento hidráulico de sus piedras. Y como colofón a este recorrido entre cultural y pasajístico, el visitante de Lastur no puede dejar de disfrutar de alguna de las distinguidas capeas que se organizan en la plaza que se ha preparado enfrente de la taberna del pueblo.

Son numerosas las cuadrillas (casi todos los sábados por la tarde se celebra un festejo taurino) que acuden hasta este lugar para comer y correr luego unas vacas de la única ganadería reconocida en Guipúzcoa, en el caserío Arriola-Saka, propiedad de quien es conocido popularmente como marqués de Saka.

Como se ve, Lastur ha sabido aprovechar las nuevas realidades y dejar de ser un valle encerrado en sí mismo para abrirse a los visitantes. Y así, los silenciosos bosques y prados de Lastur no se molestan con los ruidos de los forasteros: peores fueron las piedras que cayeron del cielo cuando la traición a doña Milia, y Lastur siguió adelante con esas tareas de toda la vida que ahora muestra a los visitantes.

El alto de Itziar

Cómo llegar: El barrio de Lastur, perteneciente al municipio de Deba, se encuentra a escasos diez kilómetros del Alto de Itziar, desde donde se baja al valle. Para llegar a Itziar, desde Bilbao o San Sebastián, lo mejor es tomar la autopista A-8 (salida nº 13) o la carretera N-634. Desde Vitoria, se puede llegar hasta Eibar por la GI-627 y desde esta localidad, hasta Itziar.

Alojamiento: Lastur no tiene problemas de alojamiento. Arruan haundi (943 603704), Arrasketa (943 604071), Goikola (943 199082) o Eleizola (943 199033) ofrecen en el mismo valle distintas ofertas de agroturismo.

Comer: Quizás el restaurante más visitado sea el de Lasturko taberna, paralelo al agroturismo Eleizola (tel. 943 199033), tanto por la calidad de sus platos como por la posibilidad que ofrece de disfrutar de una capea de la ganadería del marqués de Saka.

Actividades: Recorriendo la zona se puede comprobar cómo una población secundaria, Deba, termina por asumir la nombradía de primera localidad de la zona, que durante siglos mantuvo Itziar, desde su elevada situación estratégica. Itziar se conocía ya como población en el siglo XI, convirtiéndose con el paso de los años en un importante núcleo donde la explotación ganadera, agrícola y forestal era la base de su economía. Sin embargo, será a mediados del XIV cuando una nueva población fundada en el estuario del Deba reste importancia a ese núcleo originario, atrayendo sobre todo por su novedosa prosperidad comercial. Así, la villa de Deba se va haciendo cada vez más fuerte, hasta convertir a Itziar en una barriada suya. En el presente Itziar es un núcleo donde se entremezclan las actividades industriales en las afueras, con un núcleo central tradicional.

En el centro de Itziar se levanta, el Santuario, un templo de piedra caliza, que cuenta con una de las Andra Mari más antiguas de Guipúzcoa.

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