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Vecinos de Retiro se oponen a la ampliación de Atocha que pretende Fomento

Reclaman soluciones contra la contaminación acústica que produce la estación

Jesús Sérvulo González

Vecinos del distrito de Retiro, junto a la estación de Atocha, han expresado su rechazo al plan de ampliación de la estación de ferrocarriles que proyecta el Ministerio de Fomento en Atocha. Los vecinos agrupados en la asociación Puerta de Retiro han presentado alegaciones al proyecto para que las "actuales instalaciones se trasladen a la zona del Abroñigal", donde Renfe tiene una plataforma de contenedores de mercancías. Las alegaciones son muy parecidas a las que hizo públicas el jueves el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y que fueron rechazadas tajantemente por Fomento.

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El jueves fue el Ayuntamiento de Madrid quien expresó su oposición al proyecto, y ayer le tocó el turno a los vecinos más próximos a la estación de Atocha. Éstos apuestan por convertir la plataforma de mercancías del Abroñigal, en Vallecas, en "el complejo ferroviario más importante de Madrid". Por ello, los vecinos, agrupados en una asociación, que representa a unas mil familias, presentaron dos alegaciones los días 16 y 26 de noviembre contra el proyecto que Fomento para ampliar Atocha.

El plan del ministerio "no ha tenido en consideración el estudio de impacto acústico elaborado en 2002 entre el Ayuntamiento de Madrid y Renfe, y que recogía unos niveles de ruido superiores a los permitidos en las viviendas situadas en las calles anteriores", explica José Rodríguez, portavoz de la asociación de vecinos.

Traslado al Abroñigal

El proyecto que ha diseñado Fomento pretende multiplicar la capacidad de la estación desde los ocho millones de viajeros actuales hasta los 34 millones de usuarios que pasarán por la estación de Atocha cuando esté culminada la ampliación, a mediados de 2011. El presupuesto previsto supera los 600 millones de euros y cambiará la estructura de la estación, convirtiéndola en el centro neurálgico del AVE con una plataforma independiente para las entradas y otra para las salidas. Además, Fomento pretende enlazar los trenes de alta velocidad en el interior de la capital a través de un túnel bajo la calle de Serrano que una Atocha y Chamartín.

Tanto el Ayuntamiento como los vecinos han solicitado al ministerio que abandone el proyecto de ampliar la céntrica estación y traslade a la plataforma de mercancías del Abroñigal, a 1,5 kilómetros de Atocha y frente a Méndez Álvaro. A cambio, el Ayuntamiento recalificaría una gran zona junto a Atocha, para que Renfe construya un gran centro comercial y de negocios. Y de esta forma podría financiar el traslado de la estación.

La intención del Ayuntamiento es que el Abroñigal se convierta en la gran estación del sur de Madrid. Este espacio tiene 70 hectáreas, frente a las 17 hectáreas que tiene Atocha. De este modo evitaría colapsar una zona ya congestionada como son los alrededores de la estación de Atocha. Pero Fomento rechazó el jueves la propuesta municipal.

Los vecinos se quejan del ruido que llega de la estación. "Pedimos que se establezcan medidas para aislar acústicamente la zona a corto plazo. Las obras podrían durar cinco o más años. Pero el ruido lo tenemos ya". Por eso, la asociación vecinal reclama el soterramiento de las vías férreas desde Atocha hasta el Abroñigal. "Llevamos varios años solicitando a todas las administraciones que planifiquen el soterramiento de las vías y adopten medidas para minimizar el ruido que sufrimos en la actualidad", asegura Rodríguez.

Inés Sabanés portavoz de Izquierda Unida considera que es necesario hacer una declaración de impacto ambiental y analizar "detenidamente" el proyecto. "El Ayuntamiento no puede decir que no quiere la ampliación de Atocha así por que sí. Y hay que recordar que los terrenos del Abroñigal siempre se han reclamado para usos sociales", advierte.

La Federación Regional de Asociaciones de Vecinos también ha presentado alegaciones al proyecto. Su plan coincide con la propuesta municipal y el proyecto de los vecinos de Retiro.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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