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El Ejército desarma a 2.000 policías de Tijuana antes de detener a sicarios

La operación policial y militar que se inició el martes en Tijuana contra de los carteles del narcotráfico ha dado sus primeros frutos, con la detención, ayer, de un sanguinario grupo de sicarios y secuestradores. Pero antes, un comando militar desarmó sorpresivamente a más de 2.000 policías locales de Tijuana, lo que da una clara idea de cómo el crimen organizado controla con cuantiosos sobornos a las fuerzas locales.

Más de 3.000 soldados y policías han sido trasladados a esa ciudad fronteriza con EE UU para poner fin a años de dominación del cartel de Tijuana, dirigido históricamente por los hermanos Arellano Félix. Lugar de paso de cientos de miles de indocumentados, Tijuana es considerado un lugar clave para la seguridad nacional mexicana.

Añadido a la detención de los sicarios, las fuerzas federales lograron liberar a tres personas que se encontraban en poder del cartel. Dos de ellos, Octavio Santoyo Márquez y Francisco Javier Rodríguez González, estaban secuestrados por no haber pagado al cartel el canon correspondiente a su zona.

El ministro de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, ha dicho que la Operación Tijuana está teniendo resultados tan positivos como los que se están registrando en la campaña que se inició unos días antes en Michoacán, donde ya han sido detenidas unas 80 personas, entre ellas un importante jefe del narcotráfico. Precisamente en ese Estado del occidente de México, las fuerzas de seguridad encontraron ayer una fosa común con nueve cadáveres. Se trata de ocho hombres y una mujer, todos con signos de torturas, lo que hace sospechar que se trata de un arreglo de cuentas entre narcotraficantes.

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