El aumento de la participación arrebató la mayoría al PP
Un estudio revela que sólo el 25% de los antiguos abstencionistas apoyó a Fraga
En las autonómicas de 2005 se produjo un cambio de gobierno, pero no se abrió un nuevo ciclo electoral. El relevo fue consecuencia del incremento de la participación, ya que ocho de cada diez votantes que se habían abstenido en 2001 apoyaron a los ahora socios de PSOE y BNG. Así lo revela el estudio sobre 25 años de autonomía realizado por los hermanos Ignacio y Santiago Lago Peñas, que ayer se presentó en Santiago.
El libro, editado por la Escola Galega de Administración Pública, analiza la evolución de la política y la economía de Galicia desde 1981 hasta la fecha, un período caracterizado por la transición de una muy amplia oferta política que deriva en la desaparición de los partidos no viables. En esos años también se produce un aumento de la participación electoral "aparentemente espectacular", ya que, según los autores, si se descuentan los errores censales y la baja participación de los emigrantes, "el mito del abstencionismo gallego desaparece".
De la última cita electoral autonómica, la de 2005, los hermanos Lago Peñas subrayan que, más que cambio de ciclo, cabe hablar de "relativa continuidad en el comportamiento electoral de los gallegos". No se observan diferencias "demasiado significativas" entre los comicios de ese año y las anteriores autonómicas. El dato más destacado es el significativo porcentaje de "movilizados", los censados que abandonaron la abstención de 2001 a favor de un partido en 2005. En ese grupo está "una de las claves" de la pérdida de gobierno del PP, ya que cerca del 80% de ellos votaron al PSOE -principalmente- o al BNG, mientras que sólo un 25% lo hizo a la candidatura de Manuel Fraga. "El aumento de la participación dañó gravemente los intereses electorales de los populares", concluyen los autores.
Vinte e cinco anos de autonomía en Galicia: mudanzas políticas e económicas explica esos cambios dentro de una dinámica izquierza-derecha, que considera más decisiva en Galicia que la oposición nacionalismo-no nacionalismo. Así, apenas hay votantes que se declaren de izquierda o centroizquierda que voten al PP, partido al que apoyan casi todos los de derecha o centroderecha. Por esta causa, los hermanos Lago sentencian que el posicionamiento ideológico es "un excelente indicador" del comportamiento electoral gallego.
Respecto a la desaparición de partidos minoritarios, el libro marca un punto de inflexión en las autonómicas de 1989, que definieron qué partidos eran viables y cuáles no. Coincide la fecha con el momento en que los gallegos perciben que su Parlamento "vale la pena", y se concentran en él unos esfuerzos que antes monopolizaban las elecciones generales y municipales.
La parte política del estudio, realizada por Ignacio Lago, se detiene en el análisis de qué son y cómo cambiaron los votantes de cada partido en las autonómicas, para concluir que los del PP son "sensiblemente más viejos", con una media de edad alrededor de los 50 años y con tendencia ascendente. Es un partido con más capacidad para conservar sus votos que para incorporar nuevos, con un 57% de electorado femenino y con abundantes apoyos entre jubilados, amas de casa y habitantes de municipios pequeños. El PSOE, mientras, tiene un electorado de izquierda, aunque menos que en 1993, lo que revela una tendencia a la moderación. El Bloque presenta las características "más definidas": tiene los votantes más jóvenes -su media ronda los 40 años- y la distribución por sexo más desequilibrada, ya que el 55% de sus votos procede de hombres. Sus apoyos proceden de la izquierda y de sectores sociales con mayor formación académica que sus competidores.
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