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Blair apenas cita Irak en su último mensaje de Año Nuevo

El primer ministro británico ignora a la UE

Ni rastro de Europa. Una escueta mención a Irak y la política exterior. El tradicional mensaje de Año Nuevo de Tony Blair se ha centrado en la política británica y sobre todo en las reformas pendientes que, a su juicio, han de seguir caracterizando al Nuevo Laborismo. Quizás por su alto contenido partidario, el décimo y último mensaje de Año Nuevo de Blair como primer ministro ha sido difundido por el Partido Laborista y no por Downing Street, mientras él apura sus vacaciones en Miami.

Blair alaba los logros del Nuevo Laborismo durante su mandato de casi diez años

En la que constituye una más de las muchas despedidas que van a ir jalonando el discurrir del año hasta que consuma su dimisión, el próximo mes de mayo, Blair no hace ninguna mención a ese acontecimiento, el más esperado de la política británica en el año entrante. Como ya hiciera en su adiós al congreso laborista en otoño, el primer ministro ha centrado su mensaje de Año Nuevo en los logros del Nuevo Laborismo y sus retos pendientes.

Entre estos retos sitúa en primera línea la educación y la reforma del sistema público de salud, como viene haciendo desde hace tiempo. Blair situó la consolidación de la sanidad pública universal y gratuita como uno de los grandes logros de sus casi 10 años de gestión. "Nadie está sugiriendo seriamente que deberíamos volver atrás en el tiempo. El hecho de que ningún partido que aspira ahora a gobernar cuestione la existencia del Servicio Nacional de Salud, consolidado por nosotros, da una idea de lo mucho que han cambiado las cosas", asegura Blair en su mensaje.

Pero, paradójicamente, el reformado sistema sanitario, cebado como nunca desde el presupuesto público, está en crisis financiera porque los nuevos sistemas de autonomía contable están llevando a muchos hospitales a la bancarrota. Y las nuevas reformas, que buscan centralizar los servicios de urgencia para hacerlos más eficaces, convirtiendo muchos hospitales en meros ambulatorios, han sido mal recibidas y prometen abrir un frente de descontento popular en los últimos meses de Tony Blair al frente del Gobierno.

El primer ministro tiene varios frentes abiertos, además de las siempre polémicas reformas sanitaria y educativa. El problema más inminente es la reforma de la Cámara de los Lores, un asunto que colea desde que se eliminó el sistema hereditario nada más llegar al poder los laboristas. Blair, que defendía primero la introducción de elecciones directas y acabar con el nombramiento de los lores, hace ya tiempo que ha cambiado de posición y ahora cree que es mejor que los lores sigan siendo designados para evitar que la Cámara de los Lores se convierta en una réplica de los Comunes.

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La publicación de las propuestas de reforma parece inminente y los diputados tendrán voto libre para expresarse sin las ataduras de la disciplina de partido. Las fórmulas posibles son varias, dependiendo del porcentaje de lores que podrían ser elegidos, el periodo de su mandato y el sistema electoral aplicable.

El nombramiento de lores como premio por haber ayudado a financiar a los dos grandes partidos es otro de los puntos calientes de la agenda política. Primero, porque aún no está descartado que el primer ministro pueda acabar directamente salpicado por las investigaciones que desde hace meses está llevando a cabo la policía, y que convirtieron a Blair en el único primer ministro británico interrogado por Scotland Yard durante el ejercicio de su cargo.

La polémica tiene una segunda variable: la reforma del sistema de financiación de los partidos políticos. Laboristas y conservadores han roto el consenso al oponerse los primeros a poner un límite a las donaciones porque eso afectaría al dinero que los sindicatos hacen llegar al Partido Laborista.

La modernización o abandono del programa de defensa nuclear Trident, el fin de la moratoria nuclear que se avecina con la nueva política energética, la probable culminación del proceso de paz en Irlanda del Norte, la reforma del Home Office y la posible creación de una superagencia antiterrorista o un Ministerio de Seguridad Nacional, la propuesta de nuevas medidas antiterroristas, además de la tradicional agenda de política exterior (dominada por Irak, Afganistán, Oriente Próximo, la pobreza en África, el cambio climático y quizás un eventual renacimiento de la Constitución europea tras las elecciones presidenciales francesas la primavera próxima) completan la agenda del año.

De la evolución de esa agenda y de los resultados de las elecciones locales y regionales (Escocia y Gales) de mayo dependerá el calendario de la jubilación anticipada de Tony Blair. El primer ministro confía en llegar vivo hasta el mes de junio y despedirse a lo grande en la cumbre del G-8 en Alemania.

Blair y su previsible sucesor, el ministro del Tesoro, Gordon Brown.
Blair y su previsible sucesor, el ministro del Tesoro, Gordon Brown.REUTERS

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