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Reportaje:La ofensiva terrorista

"Parecía un accidente de avión"

Un grupo de colombianos que dormía enel coche dentro del aparcamiento sobrevivió milagrosamente al atentado

Aleida Acosta, colombiana de 45 años, llegó al aparcamiento de la T4 a las tres de la mañana y se quedó dormida dentro del coche, junto a dos amigos que la acompañaban. Habían viajado desde Murcia para que ella cogiese un vuelo a Colombia, donde su familia la espera. "Hace cinco años que no les veo, vine a España en busca de trabajo y desde entonces estoy limpiando en una casa. En este viaje iba a conocer a mi nieto", explicó emocionada.

Como habían llegado demasiado pronto al aeropuerto y el avión no saldría hasta las 11 de la mañana, decidieron dormir en el coche, tapados con abrigos. "Por eso quizá no nos vieron los policías cuando acordonaron la zona, porque estábamos a 200 metros de la furgoneta, detrás de una columna", indicaba uno de ellos.

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A las nueve se despertaron con la explosión, aunque en un primer momento no imaginaron que sería una bomba, sino un avión que habría caído sobre el aparcamiento. "Al momento aquello se llenó de humo y no veíamos nada, ni sabíamos qué hacer. Dejamos todo en el coche y salimos corriendo. Los policías nos gritaban: 'Corred, corred, corred', pero no nos decían hacia dónde". Mientras salían del aparcamiento, saltando entre los escombros, pudieron comprobar que el edificio había quedado destrozado y desde el techo abierto veían el cielo.

Las maletas se quedaron en el vehículo y ellos comenzaron una huida a pie por la carretera, donde los autobuses ya no pasaban porque los accesos habían sido cortados. Juan, uno de los acompañantes de Aleida, cojeaba porque se había golpeado al saltar. "No es nada, sólo el susto, aunque todavía siento la pierna dormida", comentó mientras era recogido por un coche en dirección a la T1.

Como otros muchos viajeros, llegaron a las terminales de Barajas con gesto de desorientación y sin saber muy bien a quién preguntar. En los puestos de facturación de su compañía, Air Plus, Aleida se enteró de que su vuelo tenía previsto salir normalmente más tarde si abrían el espacio aéreo, pero tendría que embarcar sin sus maletas. "Las dejamos en el coche cuando salimos corriendo, ¿no me las pueden mandar en otro vuelo?", preguntó a las azafatas de tierra. "No puede volar el equipaje solo. Como mucho, podría retrasar su vuelo a mañana, que ya podrán acceder al aparcamiento, pero tendría que pagar una penalización por cambiar el billete", le advirtieron.

En la comisaría del aeropuerto tampoco ofrecían soluciones. "Nadie puede volver al aparcamiento, señora, lo siento", le aclaró un agente. "Pero es que hemos dejado todo allí y mi vuelo sale en unas horas y no tengo nada". "Créanme, es lo mejor que podían hacer: dejarlo y salir corriendo".

"¿Y en el registro nos van a forzar el coche?", preguntó Juan. "No, no, sólo llevarán a los perros para que busquen explosivos. ¿Ustedes tenían explosivos en el maletero?". Ante la mirada atónita de Aleida y sus acompañantes, el policía aclaró que por motivos de seguridad revisarían todos los vehículos del aparcamiento, por si había más cargas explosivas.

"Además, llevo puestos estos zapatos viejos", murmuraba Aleida frente al desbordado punto de información de Aena, donde viajeros y familiares se agolpaban en busca de respuestas. "Y no puedo permitirme pagar otro billete de avión para las maletas", insistía.

El viaje de Aleida, que esperaba celebrar el Año Nuevo junto a su familia tenía fecha de vuelta para marzo. Finalmente, fueron sus amigos quienes le propusieron una alternativa: "Si no nos da tiempo a recuperar tus maletas, deberías coger el avión sin más y ya te las mandaremos por correo, aunque tarden en llegar". Así al menos Aleida podrá conocer en las próximas horas a su nieto.

Los pasajeros se agolpan a las puertas de la T-2 poco después del atentado en la T-4.
Los pasajeros se agolpan a las puertas de la T-2 poco después del atentado en la T-4.ISAAC F. CALVO

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