Nace una nueva Marbella a orillas del Guadiana
Grupos ecologistas denuncian ante la fiscalía una macrourbanización en Ayamonte próxima a una reserva natural
Un bosque de grúas levanta una ciudad. Nace en la orilla del Guadiana y se extiende tierra adentro más de 600 hectáreas. Es la mega urbanización Costa Esuri, en Ayamonte: más de 6.000 viviendas, cerca de 20.000 camas, dos campos de golf, dos hoteles, un apartotel, siete centros comerciales y un puerto deportivo, éste aún en fase de estudio ambiental. Una vez terminado, el complejo ideado por Fadesa para clientes británicos doblará la población de Ayamonte, que ahora tiene 18.000 habitantes. La urbanización cuenta con las bendiciones de la Junta andaluza, pero Ecologistas en Acción ha denunciado la recalificación que se hizo en 1995 ante la fiscalía medioambiental de Huelva.
Costa Esuri es la punta de un enorme iceberg que está a punto de salir a la superficie: la conversión del Bajo Guadiana en una prolongación turística de la Costa de la Luz onubense y el Algarve portugués. A uno y otro lado de la frontera, aprovechando la belleza, la calma y el alto valor ecológico del paisaje del río fronterizo, proliferan como setas los proyectos inmobiliarios, los campos de golf, y las promociones de apartamentos en "pueblos andaluces con superficies comerciales y marinas". Agotado el filón del litoral marítimo, la voracidad de las constructoras parece haberse dirigido a las "costas" fluviales.
Agotado el filón del litoral, la voracidad de las constructoras apunta a las 'costas' fluviales
Según los ecologistas, el suelo de la urbanización fue comprado por firmas constituidas un día antes de adquirir los terrenos
Las obras de Costa Esuri están finalizadas en un 70% y las primeras viviendas se entregaron hace tres años. Según afirma Fadesa en la web de este "resort del Algarve español" las propiedades en la zona se han revalorizado al 20% anual y los que compraron en 2002-2003 pueden vender hoy con una ganancia "del 60% y el 70%".
"Hay otras obras y proyectos río arriba, pero esa es la más preocupante", dice Iñaki Olano, portavoz en Ayamonte de Ecologistas en Acción. Justo enfrente de "Guadiana City", en la ribera portuguesa, está la Reserva Natural do Sapal, un hábitat protegido por la Convención de Ramsar, fundamental para muchas especies.
Los ecologistas están alarmados por el tamaño de Costa Esuri y sus efectos sobre la desembocadura del Guadiana. Los colaboradores de la Reserva Natural portuguesa sólo tienen preguntas: "¿Realmente piensan que se pueden hacer 6.000 casas ahí sin que pase nada? Si construyen la marina donde ahora están las piscifactorías de Pescanova, ¿cómo limpiarán el gasóleo de los barcos?", se preguntan los colaboradores de la reserva natural lusa. La marina fluvial está todavía en fase de estudio ambiental. La decisión, dicen en Fadesa, se conocerá en unos meses. "Uno de los campos de golf llega hasta la misma orilla; si hacen por fin el puerto deportivo, lo contaminará todo... ¿Nuestra idea del progreso consiste en construir una Marbella en la orilla del Guadiana?", manifestaron fuentes próximas a esta reserva, que fue el primer espacio protegido por Portugal, en 1975.
Según João Santos, presidente del grupo ecologista luso Almargem, en la orilla portuguesa las cosas son más discretas y van más despacio, pero no son menos graves. "Tenemos cuatro o cinco proyectos con campos de golf y marinas fluviales que suman tantas camas como Costa Esuri. No sé qué es peor. El impacto sobre las aguas y el paisaje va a ser terrible. Si no se para todo esto en 2007, ya no se podrá hablar del Bajo Guadiana", se lamenta Santos.
Olano señala que en Costa Esuri vive ya mucha gente aunque la depuradora todavía no está en marcha. Una de las promotoras prevé entregar la segunda fase de viviendas en enero y abril. Los precios oscilan entre los 160.000 euros y los 295.000 que cuestan los dúplex con vistas al río. Las casas no son altas, el concepto es "pueblo andaluz", pero una enorme extensión de asfalto y cemento cubre lo que hace cinco años era sólo campo. Los comerciales de Fadesa aconsejan comprar y "alquilar luego en el mercado británico, que tienen más poder adquisitivo y vienen en invierno a jugar al golf".
La urbanización lleva tiempo generando polémica. En noviembre, el portavoz de Los Verdes Francisco Garrido exigió a la Junta de Andalucía que paralizase las obras como ha hecho Guadiana arriba, en El Granado, donde va a vetar un proyecto para 2.678 chalés, un hotel de 1.800 plazas y un campo de golf planeado sobre terrenos calificados por la Unión Europea como de especial protección ecológica. Los conservacionistas lusos creen que el "impacto ambiental transfronterizo" de Costa Esuri es evidente y obligará a Bruselas a actuar: "El Estado español pagará en su caso la multa por delito ecológico pero la promoción seguirá adelante", dicen.
Fadesa, una constructora gallega que acaba de ser vendida en 4.000 millones de euros a Martinsa, la empresa del ex presidente del Real Madrid Fernando Martín, argumenta que este tipo de urbanizaciones repercuten "muy positivamente" en las economías de las zonas donde se instalan. Pero tal vez el mayor defensor de Costa Esuri es el alcalde de Ayamonte, Rafael González (PSOE), quien ha definido el complejo como "un modelo de gestión", ya que fue "el primer proyecto en España con una densidad de construcción de sólo 15 viviendas por hectárea", además de tener "el mayor estudio de impacto ambiental" hecho en su época.
Ecologistas en Acción no lo tiene tan claro. Creen que no se hizo tal estudio de impacto ambiental cuando se recalificaron los terrenos, y señalan que el proceso fue turbio: "Los terrenos fueron adquiridos por cinco libaneses a nombre de empresas constituidas un día antes de la compra y éstas vendieron luego a Fadesa. Esperamos que la Fiscalía de Medio Ambiente de Huelva estudie a fondo este caso", indica Olano.
El presidente de la Comisión de Coordinación y Desarrollo Regional del Algarve, José Campos Correia, tiene desde hace diez años sobre la mesa dos proyectos polémicos en fase de estudio ambiental: Corte Velha y Almada de Ouro, con sendos campos de golf y una marina. Otro más, Quinta do Vale, está ya en construcción. "Son relativamente pequeños. Entre los tres suman 5.000 plazas", dice Correia, que revela que el límite de camas previsto para el área del Bajo Guadiana es de 6.600. Correia parece sinceramente preocupado por el futuro del río: "Es una zona deprimida económicamente y necesita ser explotada para el turismo. Pero tenemos que hacer las cosas con mucho rigor para no destruirla".Los ambientalistas temen ahora a la anunciada Marina de Vila Real de Santo Antonio, un proyecto, señalan, planeado en origen sobre un bosque de pinos y dunas protegidos.
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