Rajoy asume el discurso del Rey pero condiciona el consenso a que Batasuna no se presente

Mariano Rajoy entró ayer de lleno en el envite lanzado por el Rey en su discurso de Nochebuena. El monarca apeló el domingo pasado a la "unidad" y al "sosiego" entre los partidos. El líder del PP aseguró que coincide con la necesidad de un mayor consenso, ya que él mismo se considera "una persona sosegada", pero cargó toda la responsabilidad sobre el Gobierno. Es éste, dijo, el que debe prometer ahora que Batasuna no se presentará a las elecciones "ni con listas blancas" si ETA no anuncia que se disuelve o que definitivamente abandona las armas. Sólo así tendrá el PSOE el apoyo del PP, sostuvo.

En una maratoniana jornada de su permanente precampaña electoral, esta vez entre Santander y Bilbao, Rajoy quiso ayer recoger las palabras de don Juan Carlos en su tradicional discurso institucional para hacerlas suyas y utilizarlas contra el Gobierno. "Todas las instituciones y fuerzas democráticas tenemos el deber y la responsabilidad de lograr la unidad y la cohesión para desplegar todos los esfuerzos que nos permitan alcanzar, juntos, el objetivo irrenunciable de poner fin al terrorismo, dentro del pleno respeto a la Constitución. Soseguemos la vida política y trabajemos con espíritu integrador", había dicho el Rey.

"Yo quiero recuperar el consenso, pero es Zapatero quien ha abandonado el Pacto Antiterrorista y ha roto los consensos básicos de la transición con los estatutos y la memoria histórica", sentenció. Rajoy, interpelado sobre las palabras del día anterior de su número dos, Ángel Acebes, quien al día siguiente de ese discurso había acusado al Gobierno de "engañar a los españoles" tras la localización de un zulo de ETA, señaló: "No me considero una persona con obligaciones de hacer méritos para el sosiego. Creo que mi posición es moderada y sensata. Lo importante es saber si Batasuna se va a poder presentar a las elecciones".

"Hay que estar atentos"

El PP está haciendo girar toda su estrategia sobre la necesidad de introducir la máxima presión en el Gobierno para evitar que Batasuna pueda concurrir a los comicios. Por si había dudas, además de Rajoy, ayer insistió María San Gil, la presidenta del PP vasco: "Que no nos hagan como pasó en las autonómicas con Aukera Guztiak, que ilegalizaron la primera lista que se presentó para luego colarnos el Partido Comunista de las Tierras Vascas. Hay que estar atentos".

Para dejar claro la importancia que otorga a este asunto y a esta estrategia de presión, Rajoy decidió ayer interrumpir sus vacaciones en Galicia para acudir a Bilbao a reunirse con los principales cuadros de su partido. Fuentes de la dirección sostienen que el PP está sufriendo un fuerte acoso en el País Vasco, especialmente en algunos pueblos, precisamente por la oposición radical a la manera en que el Gobierno conduce el proceso para el fin del terrorismo iniciado tras el alto el fuego de marzo.

Rajoy insiste en señalar que la presentación de Batasuna sin abandono definitivo de las armas por parte de ETA supondría violar la Ley de Partidos. En privado, la dirección del PP asume que en realidad la norma sólo exige que la formación en cuestión condene la violencia. Sin embargo, el PP asegura que en el fondo sería "un fraude" porque nadie puede creer que Arnaldo Otegi y su equipo se desvinculen de ETA en este momento.

Preguntado sobre la posibilidad de que aquello que denuncia -legalización de Batasuna, mesa de partidos- nunca llegue a producirse, el líder del PP hizo de augur: "Me adelanto a los acontecimientos porque me temo que las cosas puedan ir por ahí en el futuro".

Rajoy, siempre preocupado y molesto por las críticas de radicalismo que le llegan, se dedicó de nuevo a justificar ese enfrentamiento con el Gobierno en un asunto tan sensible como la lucha contra ETA. "Hacer oposición es nuestra obligación. Hay gente que aún no lo entiende", insistió. "Vamos a seguir haciendo oposición con la dureza que exijan las decisiones del Gobierno". De hecho, la dirección del PP asegura que la reunión de la semana pasada entre Zapatero y Rajoy no sirvió absolutamente para nada. Ni siquiera para pactar una rebaja del tono o no llevar a las sesiones de control el terrorismo.

En Santander, donde el PP domina la alcaldía, un empresario preguntó por la corrupción urbanística. Rajoy reclamó una reforma constitucional para que el Estado recupere competencias en materia de suelo. Pero se quedó muy lejos de lo que dijo Acebes a la misma hora en Canarias, donde todos los concejales de su partido en Telde (Gran Canaria), ya expulsados, se enfrentan a graves acusaciones. "El PSOE no quiere acabar con la corrupción, sino con el PP", concluyó.