24 horas, varios años después
En julio de 1998, el navegante -que acabó en náufrago- quiso estar un día colgado de Internet y sobrevivir para contarlo. Casi diez años después, el navegante repite su experiencia y el resultado es mucho más positivo
Resumen de lo publicado: Hace ¿diez? años los chicos del Ciberp@ís me propusieron pasarme 24 horas conectado a la Red. La cosa consistía en verificar si era posible vivir 24 horas a través de la Red. No fue posible. No conseguí ningún objeto ni servicio. Ni siquiera conseguí comida. En ocasiones, ni siquiera conseguí conexión a Internet. Hace ¿10 años? Internet se parecía al mundo. No funcionaba. Vuelvo a conectarme 24 horas a Internet. Internet funciona. Pero, no obstante, se sigue pareciendo al mundo.
08:00. EL MUNDO A PRIMERA HORA.
Me ducho, me froto bien detrás de las orejas y me voy al ordenador. Ha pasado la noche conectado a Internet. Internet ahora es sensiblemente más barata. Si bien la conexión plana de banda ancha es una metáfora de tu época: a) de vez en cuando no hay quien la comprenda, b) el concepto ancho, en ocasiones, es muy estrecho, c) nadie paga lo mismo por su tarifa plana. Internet se parece a un avión en el que nadie paga el mismo precio por su billete. Y eso que, en un avión, todo el mundo va al mismo sitio. Internet y los aviones se parecen al mundo. Es injusto y, en muchas regiones del mundo, tampoco hay aviones.
"...La Red ahora está llena de blogs. La sensación es que hay más blogs que explican cosas que cosas a explicar..."
"Meditación: el comercio en Internet se sustenta en la confianza. En el mundo actual se consume más confianza que la prevista"
"Veo el listado de la valoración que hace mi mutua de las partes de mi cuerpo. Descubro que una de mis piernas vale menos que la de un cerdo ibérico"
"Últimamente las imágenes Youtube están poblando las televisiones. Lo cual me direcciona a esta meditación: la televisión aún es el centro del planeta imagen"
"Me meto en el primer chat. Descubro que la disciplina no ha cambiado en 10 años. Nadie se escucha, pero de manera más ágil y rápida que hace 10 años"
08:30 LOS SUEÑOS.
Bueno, al tajo. Esta noche he tenido un sueño inquietante. Lo escribo y lo cuelgo en mi blog. La Red ahora está llena de blogs. La sensación es que hay más blogs que explican cosas que cosas a explicar. Lo que a su vez se parece al mundo. Yo me pasé un año explicando en mi blog los mecanismos de funcionamiento de la cultura española. Ahora, ya explicado, no tengo nada que explicar. Ante el vacío de cosas a explicar, estoy optando por explicar, únicamente, cosas que veo. Las cosas más impresionantes que veo últimamente son sueños. Lo cual, a su vez, me emparenta con el 99% de la información española. Que también trata sobre sueños. Pero, socorro, de otra índole.
09:30. LA INFORMACIÓN COMO SUEÑO.
Me conecto a una variante de la ciberinformación impensable hace 10 años. Y, posiblemente, snif, genuinamente hispana. Mientras que en otras culturas Internet ha generado medios de comunicación alternativos, en España el gran filón, la gran novedad, la gran tribu vertebrada, es la extrema derecha. Me voy a Libertad Digital. Un producto informativo único en el mundo. Si exceptuamos que el KKK tenga uno parecido. Busco en Google -esa cosa que no existía hace 10 años-. No, no lo tiene. La cosa consiste en lo siguiente. Lo siguiente: una batería online de respuestas ideológicas a la realidad. Los puntos de vista vertebrados se expanden por la Red hasta ser el punto de vista de muchos blogs. Pero también llegan a los medios convencionales de la Brunete que, en cuestión de 24 horas, tienen una misma opinión sobre cualquier tema. El resultado es la reiteración. Y que, por reiteración, el ácido bórico, por ejemplo, pueda ser admitido como animal de compañía. No se vayan de Libertad Digital sin visitar www.libertaddigital.com/php3/opi_desa.php3?cpn=24074 , una síntesis poética del asunto. Ahora que lo pienso, el mundo, en estos últimos 10 años, se ha vuelto reiterativo. Internet se parece al mundo en tanto reiterativa.
12:00 MAMÁ, SIN MANOS.
Me voy a tomar una -especie de- café en Starbucks, donde me encuentro cosas impensables hace 10 años: a) un sitio donde no se puede fumar, b) un contratado en prácticas que cobra una XXXX pinchada en un palo por servirme café, c) yo, pagando una pasta por un café que tiene gusto a rayos, y d) conexión Wi-Fi. Que además, e) es por la cara. Bueno, también es por la cara en mi casa, donde una vecina que se llama Mercè me provee en ocasiones de Internet. Desde esta atalaya que me brinda EL PAÍS, te doy las gracias, Mercè, seas quien seas. Bueno. Mientras no fumo y no tomo café, me conecto con el Estado www.gencat.net/temes/cat/salut.htm y le pido una cita con el médico para mi mamá. El Estado va y dice sí.12:30. EL ESTADO. Mi relación con el Estado, por otra parte, es diferente a la que mantenía hace 10 años. Nos vemos más. No sólo por cosas chachis. Nos estamos viendo ahora mismo, que no me deja fumar. Y, posiblemente, puede estar viendo lo que escribo en mis mails. Después del 11-S en los USA el FBI coló Carnivore en la Red, un programa que permitía investigar los textos de los mails. Lo sabemos porque el FBI lo anunció, y porque la cultura ciudadana USA montó el pollo. Aquí no sabemos si hay algo parecido. No lo sabemos porque el FBI local por aquí abajo no avisa. Y porque la cultura ciudadana local por aquí abajo no se inmuta ante nada. Inspirado por el café que tomo, me pregunto cómo puedo hacerme rico también con el mínimo esfuerzo y me voy al siguiente párrafo.
12:00. MI PRIMER MILLÓN DE DÓLARES.
Hola, soy el siguiente párrafo. Aquí Martínez llega y se va a betfair.com, donde apuesta una pasta por el Barça, que mañana juega contra el Atlético. Si apuesta 10 euros por el Bar-ça ganará 5,50 euros. Si lo hace por el Atlético, 66. No entiende nada. Aun así apuesta 10 euros por el Barça. No se sabe si Martínez algún día ganará un millón de dólares, pero lo más probable es que alguien lo esté ganando con él.
13:00. TENGO HAMBRE.
Es hora de pensar en comer. En esta edición de mis 24 horas conectado a la Red, lo de la comida no me pillará en bragas. Antes de ayer realicé un pedido a Capraboacasa.com, que me debe de haber llegado ya. Me voy a casa. En efecto, yupi, me ha llegado. Me hago una ciberbutifarra. Me la como. Soy feliz. Ahora podría mirar la tele y quedarme ceporro. Pero miro la tele por la Red. Nadie se queda ceporro mirando la tele en el ordenador. Lo que demuestra que la tele no es tele cuando es a través de Internet. Me voy a a Minijuegos.com, donde me bajo el Mahjongg y me lo paso bien hasta que el Mahjongg me gana por KO.
14:00. WINDOW SHOPPING.
Me voy de compras. Compro junto a Laia Ciberp@ís una cámara fotográfica para ella. Todo parece ir bien hasta que Laia -como su nombre indica, es una señorita- se empeña en analizar las prestaciones de todas las cámaras susceptibles de ser compradas. Finalmente se compra una cámara. Son 300 euros a cambio de nada. Es decir, de un producto que existirá al día siguiente. Mi primera sesión de compras del día me lleva a dos meditaciones. a) los hombres compran todo como si entraran en una ferretería, las señoras y señoritas como si compraran una casa. Meditación b) el comercio en Internet se sustenta en la confianza. En el mundo actual se consume más confianza que la prevista.
18.00. LA CONFIANZA.
Me voy a eBay.com, una tienda sustentada en la confianza. Compras algo a alguien de otro país con otra lengua y, posiblemente, otro concepto de la honestidad y, generalmente, te llega. En eBay me pongo en contacto con un vendedor que, por error, me ha enviado un reloj. Le compré un reloj por 300 euros. Me envió uno que puede valer 2.000. En otra lengua, que no era ni la suya ni la mía, acordamos hace una semana que me enviaría el mío, y que sólo entonces le devolvería el suyo. Acordamos, en fin, que tuviera confianza en mí. Me voy a www.ups.com/europe/es/spaindex.html, donde observo cómo evoluciona mi confianza en el vendedor de relojes. Es decir, controlo su envío. Mi reloj ayer estaba en New Orleans, luego en New York, luego en Colonia, luego en Barcelona. Mañana, me asegura la web, estará en mi casa.
20:00. COMPRAS DE FERRETERÍA.
Me voy a comprar cacharros con la alegría de un hombre que entra una ferretería. Podría irme a Fnac.es. Fnac es otra metáfora del mundo. Están todos los libros del mundo. De no más de 15 días de vida, que es la vida media de un libro en este mundo. Así que me voy a Iberlibro.com, donde busco un libro de Ignacio Prat, un poeta que he descubierto hace un mes. Me falta un libro suyo. Lo encuentro en varios puntos de España. El más barato, en Granada. Envío un mail. Ese libro será para el nene. Decido comprarme un jamón. Pero en ese momento se me funde el ordenador. Me voy a un cibercafé. Y, allí, a www1.euro.dell.com/content/products/compare.aspx/nb_performance?c=es&l=es&s=dhs&cs=esdhs1. Me diseño mi portátil. Me sale por 1.300 euros. Me pongo Laia y decido repensarlo para mañana. Vuelvo a lo de los jamones. Para mí son como las corbatas. Siempre me los han regalado. Para Navidad. Ignoro, pues, el precio de una corbata y de un jamón. Me voy a Elcorteingles.com. Me quedo de pasta de boniato cuando veo el precio. Me voy a Google. Y, de allí, a las tres primeras tiendas de jamones. Veo un jamón que me pone. Pero vale más de 400 euros, un precio excesivo para un jamón o una corbata. Desanimado, me voy a la página de mi mutua. Veo el listado de la valoración que hace de todas las partes de mi cuerpo. Descubro que una de mis piernas vale menos que la de un cerdo ibérico. Si fuera un cerdo ibérico estaría en el paro. También descubro que la parte más llamativa de mi aparato reproductor vale poco más de 200 euros.
21:00. MI PARTE DE 200 EUROS.
Eso me hace pensar que, entre mis necesidades vitales a cubrir mediante la red durante estas 24 horas, entraba también la del matrimonio. Me voy a Match.com, donde colgué un anuncio sin foto -un anuncio de esos sin foto vale menos que una pierna para mi mutua- en el que me ofrecía al mercado para lo que el mercado considerase. No ha considerado nada. Para que luego haya gente que diga que no es bueno corregir las dinámicas del mercado.
22:00. TENGO HAMBRE (y II). Ya es hora de comer. Y me enfrento al verdadero reto del día. Conseguir comida caliente a través de la Red. En www.telepizza.es/home/home2.html, se ofrece esa posibilidad a madrileños y barceloneses. Entro dentro de la descripción del cliente tipo. Me registro. Solicito la pizza. Toda va bien, hasta que el señor telepizza me comunica mediante una cookie que mi calle no existe. Me quedo compuesto y sin pizza. Opto por el plan b. Nota: el cibercafé, a esta hora, se llena de inmigrantes. Hablan con su mamá o con la novia, mientras se miran a través de una webcam. Metáfora del mundo: la frase más común en esas conversaciones, por lo que oigo es "no te veo, está todo muy oscuro".
23:00 LA POST-TELEVISIÓN. Después de comer como un cosaco en el restaurant de un amigote, trabajo un poco. Me voy a Youtube.com, a seleccionar imágenes para un programa de televisión en el que colaboro. No sé si se han fijado, pero últimamente las imágenes Youtube están poblando las televisiones. Lo cual me direcciona a esta meditación: la televisión aún es el centro del planeta imagen. De hecho, atrae a todos sus satélites. Ya les explicaré como está la cosa dentro de 10 años, en otro 24 horas. Vaya, tendría que ir pensando donde duermo.
24:00 TENGO SUEÑO. Bueno, de hecho lo he pensado hace unas horas. Me he ido a ver al señor Google, le he pedido hoteles y apartamentos en mi ciudad. Los hoteles eran más baratos que en la realidad. Pero al final me he decidido por un apartamento. Me sale a 80 euros. Pero he de quedarme 3 días, pagar 50 euros para la señora de la limpieza y 200 de fianza. No obstante, tengo un amigo que alquila un apartamento de esos. La confianza da asco, pero aun así, le he enviado un mail ofreciéndole pagar sólo una noche. A cambio, no vomitaría en la moqueta. Ha aceptado. Me voy a mi nueva cibercasa. Me ha puesto calentito eso de mirar páginas de hoteles. Así que me voy a Pepetravel.com, donde me venden un viaje a Lanzarote por 145 euros. Lleno los formularios. En la última página la cosa ya me sale por 1.600 euros. Internet se parece a la vida en que siempre cambia todo en la última página.
02:00 LA CIBER-SOLEDAD. En mi nueva cibercasa no hay Wi-Fi. Pero mi cibervecina Mireia me la ofrece en ocasiones, por lo que veo. Afortunadamente, me he traído un par de pelis que me he bajado por la tarde. Una es Qué bello es vivir, muy navideña. Hacia el final de la peli suelto el moco. Hasta que me veo reflejado en un espejo. Soy un pollo solo, en una habitación alquilada. Y llorando. Qué mal rollo. Me pongo las pilas.
05:00 LA COMUNICACIÓN. Mireia me provee de Internet. Aprovecho para comunicarme con el mundo. En forma de chat, disciplina que no domino. La última vez que me metí en uno fue hace 10 años, para las 24 horas. Me voy a Google. Me meto en el primer chat que Google me propone. Es, por tanto, el más visitado. En Terra.es/chat descubro que la disciplina no ha cambiado en los últimos 10 años. En todo caso, se ha depurado. Nadie se escucha, pero no se escuchan de manera más ágil y rápida que hace 10 años.
06:00. USTED SE ENCUENTRA AQUÍ. Reviso el correo. Mensajes chorras, como el chat de ahora mismo/hace 10 años. Y un mensaje particular. Lo remite Jaume Esquius, un gran amigo, guionista y, tal vez, la única persona en el mundo que necesita Internet. En los próximos meses vivirá aislado en una bolsa de plástico. Cualquier objeto que traspase la bolsa deberá ser esterilizado. Su mail consiste en a) una foto de él, dentro de la bolsa, y b) unas meditaciones desde dentro de la bolsa. Me explica que Internet le ha cambiado la vida, una vez la vida se la cambió una enfermedad. "Una enfermera me ha dicho que hace 10 años un enfermo se encerró en la habitación esterilizada con una enciclopedia. Yo me he encerrado sólo con mi ordenador". Me explica que Internet ha facilitado que en Houston o en Barcelona se siga el mismo protocolo ante su enfermedad, por lo que no tiene que ir a Houston, y finaliza con un "con Internet me he dado cuenta de que, incluso en estas condiciones, puedo llevar prácticamente la vida que llevaba antes, afuera. Informarme, entretenerme, hablar con amigos, trabajar, ver pelis... Lo que dice mucho a favor de Internet, pero también da que pensar en si aprovechamos mucho la vida afuera". Glups. Son las tantas. Zzzzzz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.