El ejercicio mental frena la pérdida de capacidades en los ancianos
Los ancianos que han realizado ejercicios cognitivos presentan una apreciable mejoría cognitiva hasta cinco años después, así como un menor declive funcional para realizar las actividades cotidianas, en relación con quienes no han hecho este entrenamiento mental. Esta es la prometedora conclusión de un ensayo clínico multicéntrico y aleatorio realizado desde 1998 hasta 2004 con 2.832 personas de 73,6 años de media.
Hasta ahora se sabía que la disminución de las capacidades cognitivas comportaba mayores dificultades para realizar las llamadas actividades decisivas de la vida diaria (ADVD). Pero no estaba claro si el ejercicio mental para mantener o mejorar las capacidades cognitivas en ancianos prevendría estas dificultades funcionales. Y esto es precisamente lo que ha aclarado el trabajo que se publicó la semana pasada en el Journal of the American Medical Association (JAMA).
Las intervenciones del estudio, denominado Active (Entrenamiento cognitivo avanzado para ancianos independientes y vitales), incluían 10 sesiones de ejercitación de la memoria (memoria episódica verbal), razonamiento (razonamiento inductivo) y velocidad de procesamiento (búsqueda e identificación visuales), así como un entrenamiento de refuerzo en cuatro sesiones realizadas 11 y 35 meses después de la ejercitación en una muestra aleatoria de quienes finalizaron esa primera fase.
"El estudio Active es el primer ensayo aleatorio a gran escala que demuestra que el ejercicio cognitivo mejora la función cognitiva en ancianos en buen estado, y que esta mejoría dura hasta cinco años desde el inicio de la intervención", escriben los autores de la investigación, de la Pennsylvania State University de Estados Unidos.
"Los resultados del estudio Active tienen varias consecuencias clínicas. Si los resultados que afirman que el ejercicio cognitivo puede proteger el rendimiento cognitivo, y posiblemente el funcional, hubieran de extenderse a los individuos con Alzheimer, las personas que no pueden tolerar los agentes farmacológicos existentes tendrían más opciones de tratamiento", afirma un grupo de expertos en un editorial adjunto al trabajo. "El combinar la preparación cognitiva con el perfil de riesgo de un individuo es una posibilidad interesante. Por ejemplo, la insuficiencia vascular cognitiva se revela predominantemente en la función cognitiva mediada por el lóbulo frontal (funciones ejecutivas) y puede responder mejor a un ejercicio que se centre en las funciones ejecutivas, mientras que la ejercitación de la memoria puede ser mejor para los individuos que corren un mayor riesgo de sufrir insuficiencias cognitivas relacionadas con el Alzheimer".
En su opinión, los programas de ejercitación cognitiva, una vez estandarizados y desarrollados para su aplicación al mercado de masas, podrían ofrecerse a los ancianos a través de centros de asistencia no sanitaria.
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