Unas redes con muchas chispas

Cuando comenzó el proceso de las grandes privatizaciones en Brasil, empresas españolas se lanzaron al mercado con tal disposición que en poco tiempo se empezó a hablar en un estilo único de comprar: el ibérico. En disputas, muchas veces durísimas, los ibéricos demostraron estrategias osadas y agresivas, y se hicieron con telefónicas, bancos y energéticas. Ahora le ha llegado el turno a las compañías de transporte de energía eléctrica.

Elecnor y Cobra se han quedado con casi el 75% de los 2,26 millones de kilómetros de líneas subastadas por el Gobierno brasileño

Y es que en estos momentos, Brasil está inmerso en un periodo de grandes subastas para concesión de las líneas de transporte de energía eléctrica, y los ibéricos se han transformado en las estrellas de la temporada. Después de una larga espera por contar con marcos jurídicos y reglas que ofrezcan un nivel de confianza a los inversores extranjeros, como puede ser el compromiso de una remuneración fija, empresas nacionales y extranjeras se han mostrado muy interesadas en toda una serie de licitaciones que alcanzaron su auge durante este fin de año.

En la subasta más reciente, realizada por el Gobierno a fines de noviembre, el gran protagonista ha sido España: Elecnor y Cobra se quedaron con casi el 75% de los 2,26 millones de kilómetros de líneas de transmisión ofrecidas. De los siete bloques puestos en subasta el mes pasado, tres -los más disputados- fueron adquiridos por estas empresas españolas.

Por las reglas adoptadas para esas subastas, no se trataba de ofrecer las mayores ofertas para obtener la concesión, sino de cobrar las tarifas anuales más bajas para distribuir energía eléctrica. Sorprendiendo a los competidores, los ibéricos una vez más mostraron osadía, comprometiéndose a facturar menos de la mitad del techo máximo exigido por el Gobierno. De esa forma, las dos empresas españolas se quedaron con las líneas más largas, que demandarán más inversiones y tendrán especial importancia estratégica en el mapa energético del país.

Elecnor y Cobra anunciaron que pretenden invertir alrededor de 950 millones de reales (unos 340 millones de euros) para, en un plazo de 18 meses a partir de la firma de los contratos de concesión, empezar a operar. Además de construir líneas de transporte, el director de exportación de Cobra en Brasil, Ricardo Martini, afirma que la empresa está dispuesta a seguir invirtiendo en la construcción de plantas generadoras, y podrá analizar otros proyectos que abarquen ferrocarriles "y muchos negocios más". Su colega José Castellanos, director de inversiones exteriores de Elecnor en el país suramericano, se manifiesta en términos similares: "No descartamos la idea de introducirnos en el sector de generación de energía por medio de fuentes alternativas". De hecho, la empresa pretende inaugurar antes de fin de año una central eólica en Rio Grande do Sul, donde invirtió 600 millones de reales (unos 220 millones de euros).

En los últimos cinco años, y en otros proyectos, Elecnor invirtió en Brasil poco más de 900 millones de reales (unos 325 millones de euros), cantidad similar a la invertida por su compatriota, Cobra. Ahora, las proyecciones, tanto del Gobierno como del empresariado, indican que el volumen medio de inversiones españolas en el mercado de energía aumentará considerablemente.

Antes de finales del próximo mes de enero serán realizadas nuevas subastas de concesiones de líneas de transporte de energía eléctrica, y hay fuertes expectativas, en el mercado y en el Gobierno, sobre cómo actuarán los ibéricos. Para los competidores, la situación podrá hacerse cada vez más difícil si las empresas españolas siguen ofreciendo precios muy por debajo de lo establecido como techo por la agencia reguladora del sector. Para el Gobierno, si eso ocurre sería formidable: al fin y al cabo, significaría menos tarifas para el consumidor final.