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La tragedia del 'tsunami'

Supervivientes indios protestan por la calidad de las viviendas

Los refugios permanentes entregados a los supervivientes del tsunami no recogen las necesidades locales y amenazan con dañar el modo de vida tradicional de los indígenas de las islas indias de Andamán y Nicobar, según un informe difundido ayer. Unas 3.500 personas de los 370.000 residentes del remoto archipiélago murieron durante el maremoto de diciembre de 2004.

Dos años después, más de 9.700 familias siguen sin tener un refugio permanente y viven en casas con techos de uralita que se convierten en inhabitables durante los meses más cálidos. Además, algunos pescadores han recibido casas en lo alto de colinas mientras que los campesinos han sido realojados lejos de sus tierras de cultivo. El informe también asegura que muchos indígenas están siendo realojados en sitios diferentes de donde estaban sus casas, e incluso en otras islas.

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"Las casas prefabricadas han sido concebidas más para ayudar a la capacidad de distribución de las agencias humanitarias que para cumplir con las necesidades y deseos de las comunidades", señala el informe de la Sociedad para la Ecología de Andamán y Nicobar (SANE) y la agencia ActionAid.

"Hay gente que no sabe en qué isla va a ser realojada. Han pasado dos años y todavía no ha sido construida ninguna vivienda permanente", aseguró en una rueda de prensa Vivek Rawal, uno de los autores del informe. Peor, el estilo de vida tradicional de las tribus de Nicobar, que representan la mayoría de los que se quedaron sin casas, ha sido totalmente ignorado por los planes de reconstrucción, pensados desde Nueva Delhi, a más de 2.400 kilómetros de distancia.

Importancia estratégica

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Las islas indias, de una importancia estratégica enorme al estar situadas muy cerca del estrecho de Malaca, están gestionadas directamente desde Nueva Delhi lo que, según el informe, ha sido un factor para que se hayan realizado muy pocas consultas con los locales durante los trabajos de reconstrucción.

Los habitantes indígenas de Nicobar, la mayoría residentes en la zona sur de los archipiélagos, viven tradicionalmente en casas de bambú y madera, sostenidas por pilares, que están adaptadas a los terremotos, muy frecuentes en la zona. Las viviendas están además separadas para que los habitantes puedan tener a los animales domésticos entre ellas. "Romperá la sociedad tribal", aseguró uno de los responsables de SANE.

El Gobierno asegura que las viviendas han sido diseñadas después de consultar con los líderes tribales.

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