El vigilante del 'caso Tous' dijo al juez que disparó porque la imaginación "le jugó una mala pasada"
Un 'mosso' declara que Corominas nunca le dijo que los ladrones podían ir armados
Pasó mucho miedo, temió por su vida y la imaginación "le jugó una mala pasada". Así se explicó el pasado 12 de diciembre ante la juez de guardia Lluís Corominas, el jefe de seguridad de la familia Tous, que permanece en prisión por la muerte a tiros de un presunto ladrón. El acusado reiteró en su declaración que estaba convencido de que uno de los asaltantes llevaba pistola y que eso le llevó a disparar. Sin embargo, el cabo de los Mossos d'Esquadra que llegó a la vivienda al poco de ocurrir los hechos declaró ayer que Corominas nunca le manifestó esa sospecha.
Lluís Corominas vivía en una casa que dista 700 metros de la finca de los Tous en Sant Fruitós del Bages. La familia tenía contratada una empresa de seguridad, Exer, en la que trabajaban tres personas y Corominas, el yerno, ejercía de jefe de seguridad. A cambio percibía unos ingresos de 1.500 euros mensuales y facturaba sus servicios como autónomo, según se explica en la declaración prestada en el Juzgado de Instrucción número 4 de Manresa.
En su comparecencia judicial, Corominas insistió en que el conductor del vehículo en el que se encontraban dos de los cuatro asaltantes de la casa llevaba una pistola en la mano y que por ese motivo "se vio muerto". De ahí, añadió el vigilante de seguridad, que decidiese empuñar su arma y disparase, "pero sin mirar siquiera hacia dónde disparaba, mirando en dirección opuesta y temblando de miedo", afirma en su declaración judicial.
Unos cuatro segundos después del primer tiro, reconoció Corominas, realizó un segundo disparo con la munición que llevaba en su pistola de 9 milímetros Parabellum. Uno de los disparos, realizado a quemarropa, alcanzó en el cráneo a Gazmend Sinani, el conductor del automóvil, que falleció dos días después.
"¡No me mate!"
Nada más producirse los hechos, el acompañante de la víctima se tiró al suelo boca abajo y, dirigiéndose a Corominas, exclamó: "¡Por favor, no me mate", según declaró aquél a los Mossos d'Esquadra. El vigilante negó esta versión de los hechos y explicó que se dirigió a los asaltantes para decirles que se marcharan del lugar porque había unos ladrones en la zona, pero el superviviente de los hechos ha negado ante la policía autonómica que se produjera este diálogo.
Corominas declaró también que "estaba bloqueado" y "como un flan", y que por eso hizo uso del arma, convencido de que podían disparar contra él. Los Mossos d'Esquadra llegaron al lugar al cabo de dos minutos. Un cabo del cuerpo que estuvo allí habló con Corominas de las circunstancias que habían rodeado los hechos y prestó ayer declaración ante la juez.
Su versión no coincide en absoluto con la del vigilante, pues el policía explicó, a preguntas del fiscal, que Corominas no le manifestó "en ningún momento" que las personas que podían estar dentro de la casa llevaban armas y que no hablaron de ese tema. El cabo también declaró que "no tenía ningún dato" sobre el hecho de que los ladrones pudieran ir armados y que eso se pudo deducir, pero nada más, de "la sensación general ante el estado de nerviosismo que reinaba".
La policía había sido alertada por Julio Francisco López Miera, auxiliar de control que vigilaba las cámaras de seguridad de la finca de la familia Tous y que fue quien alertó también a Corominas, su jefe. En la primera llamada le sugirió que cogiera el arma, como así hizo éste. También se puso el chaleco antibalas, a pesar de que el auxiliar de seguridad declara que nunca le había visto con esa prenda.
Mientras, la familia Tous ha contratado los servicios del magistrado de la Audiencia Nacional en excedencia Carlos Bueren, que en el pasado dirigió importantes operaciones contra el narcotráfico gallego y casos relacionados con la banda terrorista ETA. Bueren presentó ayer un recurso de alegación para pedir la libertad de Corominas.
Por otra parte, la Guardia Civil investiga en Segur de Calafell (Baix Penedès) la agresión que sufrió un constructor de la localidad el pasado domingo, cuando dos individuos, tras golpear repetidas veces a la víctima, lograron arrebatarle su cartera, en la que llevaba unos 9.000 euros, informa Oriol Aymí.
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