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Reportaje:Fútbol | Al Barça se le escapa el Mundial de clubes

La derrota más amarga

Ronaldinho, con cara de haber llorado, elogia al Internacional y muestra su desencanto

Se acabó el partido y Ronaldinho, con los brazos en jarras, se quedó petrificado en el césped mientras los jugadores del Internacional de Porto Alegre, su rival de ayer y de toda la vida, brincaban y danzaban en el césped. Con la cara arrasada, el azulgrana felicitó a sus compatriotas y se abrazó con el preparador físico de los colorados y de la selección. Debió de pensar en el enorme disgusto de la afición del Barça y en la del Gremio, rival ciudadano del Internacional y el club en el que jugó su padre, jugó su hermano y jugó él. No hubo rastro de las maravillas que hizo ante el América y Ronaldinho, sentado en el banquillo, dio la sensación de tragarse las lágrimas.

A miles de kilómetros, en el parque Harmonía de Porto Alegre, donde el Internacional instaló una pantalla gigante, se desató la locura entre los hinchas colorados. Otra pantalla, esta en el estadio de Yokohama, fue una tortura para dos hombres. Las imágenes escupieron las mejores jugadas y se vio a Ronaldinho y Deco lamentar las ocasiones perdidas. El destino fue cruel: el delantero fue una especie de bestia para el Internacional al ganar 10 de los 11 derbies en los que participó en Brasil y ayer no pudo con Clemer, que le frustró un chut. "¡Dámela!", dijo Ronaldinho reclamando la pelota para tirar una falta a Iniesta en los minutos finales. Se le fue fuera.

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"La falta estaba bien tirada, con fuerza y dirección. Fue mala suerte", dijo después, enfadado y con cara de haber llorado; "estoy triste, como todos. Tenía mucha ilusión por este título. Y vamos a trabajar fuerte para volver. Claro que es un fracaso perder el partido: la palabra esta en concordancia con la importancia del título perdido". Tan afectado se le vio que afirmó que lo único bueno que veía es que este jueves vuelve la Liga. "Es una suerte porque la tristeza no puede permanecer", dijo. Lo malo para los azulgrana es que el rival es el Atlético, consumado especialista en arañar puntos del Camp Nou.

Dolido, Ronaldinho apenas dio con razones para explicar lo sucedido: "Ni siquiera estábamos cansados. No hubo nada fuera de lo normal. Ellos tenían claro que tenían que sufrir y han aprovechado los contraataques. Han hecho bien su trabajo". No rehuyó la autocrítica -"hay que analizar lo que fallamos para corregirlo y seguir luchando en la Liga y la Champions"- y se fue con un deseo: "Quería este título por el club, que no lo tiene, y por mí. Trabajaré para ganarlo cuanto antes. Lucharemos para volver".

Pudieron ser 24 horas de ensueño y, al final, pueden ser de pesadilla. El Barça voló ayer de Tokio a Barcelona mientras Ronaldinho, junto al jefe de protocolo y un responsable de prensa, lo hizo a Zúrich, donde hoy se celebra la gala para elegir entre Zidane, Cannavaro y él al mejor jugador del año. El azulgrana renunció a la avioneta que le fletó la FIFA por ser demasiada pequeña y viajó en vuelo regular. La FIFA ha querido rendir un homenaje a Mozart en el 250º aniversario de su nacimiento y hoy trufará imágenes de goles con música del genial compositor. Todas las quinielas apuntaban que el premio, por tercera vez, sería para el gaucho, pero parece que Cannavaro, ganador del Balón de Oro, será el elegido. Según la SER, recibió 498 votos; Zidane, 454, y Ronaldinho, 380.

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