Estados Unidos nada en aguas inciertas
El deterioro de los datos de vivienda y automóvil contrasta con la buena salud de otros indicadores de actividad
La situación de la economía de Estados Unidos es más confusa que incierta. Los datos difundidos en las últimas semanas son contradictorios. El fuerte deterioro en los indicadores de vivienda y del sector manufacturero, junto al pobre ímpetu con que se desenvuelve la demanda interna, inducen a pensar a los analistas que la expansión económica camina por el borde de la navaja. Wall Street parece, entre tanto, que ha llegado ya al borde del empacho, y cualquier dato negativo provoca ventas en el parqué y hace bajar con facilidad sus índices. Sin embargo, la Casa Blanca y la Reserva Federal, el banco central estadounidense, mantienen la confianza en que el amerizaje será suave, suficiente para frenar la inflación, evitar la recesión y retomar el vuelo a finales del ejercicio 2007.
La Reserva Federal ha adoptado una táctica de compás de espera. Los analistas no creen que en sus próximas reuniones varíe los tipos de interés
El banco central estadounidense cerró el año dejando los tipos intactos en el 5,25%. Lo mismo hizo en las reuniones de los meses de agosto, septiembre y octubre pasados, tras el último incremento de un cuarto de punto decidido a final de junio. El objetivo era simple: frenar la economía y la efervescencia en el mercado inmobiliario. Los próximos movimientos de tipos serán fruto de la combinación de tres factores: el ritmo de la expansión, las condiciones del mercado laboral y la evolución de la inflación. Son los tres pilares sobre los que se sustenta la estrategia monetaria del banco central.
El crecimiento económico en Estados Unidos, según los analistas y la propia Reserva Federal, está entrando en una fase de transición dominada por un enfriamiento sustancial en el sector de la vivienda y también en el sector de la automoción, que están restando más un punto porcentual al crecimiento. El resto de la economía, sin embargo, parece estar avanzando con solidez. El producto interior bruto (PIB) en el tercer trimestre creció al 2,2%, cuatro décimas menos que en el segundo trimestre y casi tres puntos y medio menos que en el primero. Se espera que en el último cuarto del ejercicio se mantenga a ese nivel. El temor es que el debilitamiento en la vivienda desacelere el gasto personal y la inversión empresarial.
132.000 empleos
El mercado laboral, entre tanto, parece que progresa con solidez, aunque el dato del pasado mes de noviembre refleja claramente la debilidad de los sectores inmobiliario y manufacturero. Ese mes se crearon 132.000 empleos, y entre tanto la tasa de paro se elevó una décima, hasta el 4,5%. La fortaleza del mercado laboral sugiere que la Reserva Federal podría prologar la actual estrategia monetaria y mantener los tipos de interés intactos hasta bien entrada la primavera de 2007, antes de empezar a bajar tipos. Pero algunos analistas temen por una corrección y que el paro suba al 4,7%.
La Reserva Federal no parece preocuparse en exceso por el curso de la economía, al contrario. "Aunque los últimos indicadores han sido mixtos", señala su último comunicado, "la economía parece que seguirá expandiéndose durante los próximos trimestres con solidez y de forma equilibrada". Así que lo determinante para la Reserva Federal con vistas a futuros movimientos de tipos será la evolución de los precios. O al menos eso es lo que pretende demostrar.
El debilitamiento económico deja en teoría margen de maniobra al banco central para concentrar la atención en la inflación. El último comunicado del banco central señala que todavía hay algún riesgo en el horizonte del lado de la inflación, aunque el alza de precios parece moderarse. En noviembre, los precios se mantuvieron estables, tanto el IPC general como el subyacente (que no tiene en cuenta energía ni alimentos frescos). Este dato deja la tasa anual en el 2% y el 2,6%, respectivamente.
Junto a estos tres pilares, hay dos elementos externos que pueden distorsionar la imagen. Por un lado está el precio del petróleo, que parece estabilizado en el entorno de los 62 dólares para el barril de Tejas. Por otro está la evolución del dólar, que se muestra muy volátil, y un mayor debilitamiento de la divisa estadounidense podría obligar a la Reserva Federal a reaccionar en su defensa, tirando al alza de los tipos de interés.
La depreciación del billete verde tiene además un efecto potenciador de la inflación por el lado de las importaciones, que ahora se ve compensado por el abaratamiento de la energía.
A Wall Street le gustaría ver a la Reserva Federal bajando tipos cuanto antes, para darle un pequeño impulso a la economía y animar la demanda interna, lo que a su vez sería bueno para los resultados de las empresas. Pero como coinciden en señalar los analistas, todo parece indicar que no habrá cambios de estrategia en las próximas dos reuniones de la Reserva Federal, aunque advierten de que habrá muchas oportunidades a comienzos del inminente 2007 para la reflexión. Los primeros recortes de tipos en Estados Unidos podrían llegar así entre los meses de mayo y junio.
Merrill Lynch dice que 2007 será un ejercicio de transición y que la moderación se realizará con suavidad, antes de retomar el despegue. Sin embargo, advierte de que la corrección en el mercado inmobiliario puede ser mayor de lo que se pensaba y mantendrá la tasa de crecimiento de la economía por debajo de su potencial (3%). Por eso cree que la Reserva Federal se verá obligada a bajar los tipos hasta el 4%.
El banco de inversiones suizo UBS también aventura una rebaja en los tipos estadounidenses, aunque de entorno a un punto porcentual, al 4,25%.
Lo mejor entre dos mundos
Los analistas del banco de inversión Goldman Sachs consideran que la posición actual de la Reserva Federal es táctica, porque cimienta la idea de que es vigilante del lado de la inflación y a la vez evita que Wall Street se le desboque ante las expectativas de una rebaja de tipos. En paralelo, la inacción da cierto apoyo a la economía en un periodo de desaceleración.
"La Reserva Federal está jugando con lo mejor de los dos mundos", señalan estos expertos, a la vez que auguran que el banco central de Estados Unidos empezará a cambiar de tono si el crecimiento sigue por debajo del potencial, si el mercado laboral se deteriora y la inflación baja.
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