Un redero de la política
Tras la confirmarción de la condena al ex alcalde de Carboneras (Almería) Cristóbal Fernández, de 49 años, y a su hermana Rosa, también edil, a seis meses de inhabilitación por un delito electoral al presionar a un conserje para orientar su voto, se oyeron seis cohetes a la misma hora durante una semana.
Fernández, que estudió Bellas Artes en Sevilla sin llegar a terminar la carrera, accedió a la alcaldía en las segundas elecciones democráticas, en 1983, con tan sólo 24 años y bajo las siglas de la formación independiente Carboneras en Marcha. Sólo fue apeado del puesto entre 1995 y 1999.
Para Fernández, la pérdida de la mayoría absoluta (obtuvo seis ediles de un total de 13) fue un varapalo que quiso prevenir. Esa fue su obsesión y, quizás, su error. Hasta el punto de querer asegurarse un concejal a través del voto por correo que, en los comicios de 1999, superó en el municipio el 18% de los votos emitidos, cifra inédita en España. Fue entonces cuando ocurrió lo del conserje del colegio.
Fernández, casado y con dos hijas en edad adolescente, accedió a la alcaldía con su grupo independiente, que supo hacerse con el control político del PSOE hasta anular por completo la ejecutiva local existente. Fernández ha sido cabeza electoral por el PSOE desde las municipales de 1987.
Un destacado socialista almeriense que ejerce como profesor en la Universidad de Almería describe a Fernández como un hombre listo, trabajador y que sabe moverse en política. En el último congreso socialista, contra todo pronóstico, acabó apoyando al candidato oficialista, Martín Soler. Pese al desencuentro permanente con éste, Fernández se pasó a su bando en el último momento.
Su amistad con Cristina Narbona fue también un plante al secretario provincial del PSOE en una etapa en la que la oposición al trasvase del Ebro -los socialistas no gobernaban en Madrid- no estaba tan clara en la provincia de Almería. Cristóbal Fernández fue el único refugio de Narbona en Almería durante todos esos años. El episodio con el hotel en El Algarrobico quebró para siempre esta amistad. El ex alcalde no perdona a la ministra el asalto de Greenpeace al hotel en construcción el 16 de noviembre de 2005, acto que convirtió la obra en símbolo de la devastación inmobiliaria de la costa mediterránea. "24 horas antes de producirse la ocupación, la ministra estaba informada de ello. Eso, Carboneras no se lo puede perdonar", comentó Fernández días después.
Un miembro del comité provincial socialista y miembro de la ejecutiva regional en la pasada legislatura perfila al alcalde como "paradigma" de lo que existe dentro del PSOE almeriense. "Ahí tienes a Joaquín García, de Níjar, quien, además de alcalde desde 1979, sigue como diputado provincial. Crean unas redes y se enrocan en el poder. Cristóbal es un líder nato y el equipo lo sigue ciegamente, aunque ha tenido conatos de enfrentamientos con las ejecutivas provinciales", explica el militante.
Las últimas conferencias de prensa ofrecidas por el alcalde en la capital almeriense se han celebrado en un hotel y no en la sede de su partido. Conscientes del peligro de un apoyo expreso al personaje, la dirección socialista en Almería no dio a conocer ninguna posición política o judicial sobre la campaña de recogida de firmas para pedir el indulto al Ministerio de Justicia y un portavoz autorizado aseguró que "no existe posición".
El anuncio el pasado día 22 de noviembre de la dimisión del alcalde y su hermana de sus cargos en el Consistorio llegó acompañado de la confirmación de su intención de volver a ser candidato en 2007. La ejecutiva provincial del PSOE poco o nada ha podido hacer frente al apoyo unánime de la asamblea local socialista a Fernández. "Que Cristóbal haya dimitido y desaparezca seis meses no va a cambiar las cosas en este pueblo por una sencilla razón: cuando lo buscas, nunca está en el Ayuntamiento", dice una vecina que regenta un local en el Paseo Marítimo.
Un directivo de la Asociación de la Prensa de Almería, que celebró en el municipio el día de su patrón en enero de 2005, ratifica la apreciación. "Cuando organizamos lo de San Francisco de Sales había que llamarlo mil veces al móvil hasta que lo cogía. Costaba mucho localizarlo, hasta que al final, la negociación se cerró con su hermana Charo. Había que llamarla a ella para dar con él", explica el directivo. La propia Subdelegación del Gobierno ha tenido que localizarlo a través de la Policía Local.
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