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Reportaje:Récord en Barajas

Air Madrid pone a dieta su avión

La compañía obligó a facturar el equipaje de mano en un vuelo retrasado a Quito "porque la aeronave es más pequeña"

Pedro Zuazua

Ayer, a las 16.40, había unas 50 personas frente a los mostradores de Air Madrid. Casi la mitad de ellos tenía un billete para el avión que viajaba a Quito y Guayaquil (Ecuador) y que tenía prevista la salida a esa hora. No les importaba que el vuelo se retrasara hasta las diez de la noche -según la empresa, el avión salía tarde porque el aeropuerto de Quito estaba cerrado por obras- porque no tenían sitio en la aeronave, aunque sí billete.

Una hora antes, la cola frente al mostrador alcanzaba los 100 metros. La gente abría y cerraba maletas y reorganizaba los bultos. ¿El motivo? "No se puede llevar equipaje de mano, ya que el avión es más pequeño que el de costumbre", explicaba una empleada de la compañía. "Quito es un aeropuerto con mucha presión, y el tren de aterrizaje se puede romper", explicó otro trabajador. "¡Mentira!", les espetó una futura pasajera. "El equipaje de mano es una cortesía, no un derecho", decía una empleada. Air Madrid admitía poco después a este periódico que se podía llevar equipaje de mano e, incluso, un portavoz llegó a negar que no se pudiera subir equipaje al avión.

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Los ánimos estaban caldeados. "Esto no es normal. Entendería un retraso de unas horas, pero no que nos dejen en tierra", decía un pasajero llamado Luis a una trabajadora de Air Madrid. La respuesta de ésta era, cuando menos, singular: "Mire, nosotros tenemos una previsión de plazas vendidas, pero luego no podemos saber cuántos van a venir. Además, hay mucha gente que está en la cola sólo para acompañar a sus familiares, y nosotros no podemos saber cuántos de ellos viajan". "Pues no vendan tantos billetes", sentenció Luis.

Cualquiera que asista a una de las discusiones que se dan en Barajas con Air Madrid se dará cuenta de que la compañía y los viajeros usan lenguajes distintos. Mientras éstos reclaman que se cumpla el servicio por el que han pagado, en la aerolínea alegan que, de lo malo, les colman de atenciones.

Los mensajes son contradictorios. "Van a viajar todos hoy", dice un empleado. Cinco minutos después, las personas que escuchaban eso estaban rellenando los formularios para reservar su plaza en el avión de las diez de la mañana del día siguiente.

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Sobre la firma

Pedro Zuazua
Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo, máster en Periodismo por la UAM-EL PAÍS y en Recursos Humanos por el IE. En EL PAÍS, pasó por Deportes, Madrid y EL PAÍS SEMANAL. En la actualidad, es director de comunicación del periódico. Fue consejero del Real Oviedo. Es autor del libro En mi casa no entra un gato.

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