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El proceso para el fin del terrorismo

Una sede de Correos y nueve cajeros, atacados en otra noche de 'kale borroka'

El fuego de la kale borroka volvió a arder el fin de semana en el País Vasco. Varios grupos de radicales atacaron el sábado por la noche en Durango (Vizcaya) y Rentería (Guipúzcoa), y el domingo de madrugada en Bilbao, nueve cajeros automáticos y una antigua oficina de Correos. Nadie resultó herido en estos sabotajes.

El municipio más afectado fue Durango. Pasadas las 11 de la noche del sábado, una veintena de encapuchados se armó con cócteles molotov y la emprendió contra cinco cajeros bancarios y la antigua oficina de Correos, situada en la Plaza Txiki Otaegi. Los más afectados fueron dos de la BBK, situados en la calle Goenkale. El incendio desatado en este ataque obligó incluso al desalojo del piso situado encima de la entidad y dejó ennegrecida la fachada del inmueble. Menos aparatosos fueron los ataques contra las máquinas expendedoras de Bankoa, en la calle Sanagustinalde, del BSCH, en Andramari, y el de Baskonia, en la calle Ezkurdi.

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Para entonces, otro grupo de radicales se había cebado ya con otras entidades en Rentería. Eran las nueve y media de la noche cuando varios jóvenes rociaron tres cajeros de Kutxa en la calle Xempelar con líquido inflamable y les pegaron fuego. Sobre las tres y diez de la madrugada, en Bilbao, el Banco Popular sufría otro ataque incendiario.

Rutina semanal

Todos los partidos democráticos condenaron ayer estos episodios de kale borroka, fenómeno que se ha recrudecido en los últimos meses hasta casi convertirse en un acto rutinario de los fines de semana. Estas manifestaciones de violencia son "incompatibles" con el camino hacia la paz, dijo el secretario de Organización del PSE, Rodolfo Ares.

En la misma línea se manifestaron Ezker Batua y Eusko Alkartasuna. Su secretario general, Unai Ziarreta, manifestó que la violencia callejera "pone en peligro la apuesta que está haciendo la sociedad vasca". Desde el PNV, Iñigo Urkullu insistió en la idea de que existe "un proceso de paz en la medida que hay un alto el fuego por parte de ETA", aunque persista la violencia callejera.

El único partido que se salió ostensiblemente de ese discurso fue el PP. Su portavoz en el Parlamento vasco, Leopoldo Barreda, aprovechó para arremeter contra José Luis Rodríguez Zapatero. Estos ataques, denunció, "ponen en evidencia a un Gobierno que está suplicando reuniones con ETA", y pidió al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que apueste "por la derrota de los terroristas".

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