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Reportaje:

El 'seiscientos' reina en el Auto Retro

65.000 personas visitan el salón de vehículos históricos y de colección, que este año ha incluido embarcaciones

Barcelona Quizá la nostalgia fuera un error, como dijo un eximio autor, pero no sólo sigue estando de moda: cada día vende más. Cerca de 65.000 visitantes se acercaron a Monjtuïc durante el largo fin de semana pasado atraídos por el Salón Auto Retro, dedicado a los vehículos históricos y de colección, que ayer cerró las puertas de su 23ª edición. El Auto Retro 2006 ha dispuesto de mayor superficie al añadir buena parte del palacio número 7 del recinto ferial al habitual número 6, sumando un total de 20.000 metros cuadrados, más los 12.000 exteriores de la plaza del Marquès de Foronda. Y no han faltado temas interesantes para llenarlos.

Para empezar, la conmemoración de cuatro centenarios: el de la marca italiana Lancia, el de Mutual de Conductores, el del RACC -con un homenaje al piloto Salvador Cañellas-, el del diario El Mundo Deportivo, muy unido a los inicios del automovilismo catalán, y los 75 años del tren cremallera de Núria. Mil metros cuadrados estaban íntegramente dedicados al popular seiscientos, el utilitario fabricado por Seat en la Zona Franca barcelonesa, de cuya aparición se va a cumplir pronto medio siglo, con ejemplares de las distintas versiones del modelo, incluida la primera unidad salida de la cadena de montaje, un Abarth Monza 66 preparado para carreras y una furgoneta acristalada realizada por Savio para las visitas a la fábrica. La firma cervecera Moritz aportaba a esa muestra los 22 Seat 600 amarillos que integran su flota comercial.

Junto a coches, motos, camiones y tractores, se incluían por primera vez una decena de embarcaciones clásicas construidas entre 1947 y 1970. La estrella de la nueva sección Retro Nàutica, donde se exhibían varias canoas con casco de madera, era la Laraya Fun V con motor Mercury 500 CV vencedora de numerosas pruebas nacionales de motonáutica en 1961 y 1962, año este último en que ganó el Campeonato de Europa de la especialidad tripulada por Enrique Coma-Cros.

Desde aquel primer Auto Retro de 1983, celebrado en las Drassanes, el perfil del visitante y su media de edad han variado bastante, y también lo que el salón ofrece al público. Su actual director, Francesc Palau, por tercera vez al frente del salón, tiene menos de 40 años y apuesta claramente por la renovación. Para él la feria debía girar sobre tres ejes básicos: las canoas, las motos y el seiscientos. "Con el Retro Nàutic", explica, "queríamos captar otro sector de público para tratar de animar el salón. Por otra parte, la afición a la moto verde va en aumento y por eso hemos instalado una muestra sobre el tema París-Dakar. Y el seiscientos, vehículo con numerosos adeptos, ha sido muy apoyado por Moritz, que ha cedido su flota de vehículos comerciales".

El mundo del vehículo histórico también evoluciona. Los coches más antiguos, llamados vintage y próximos a cumplir tres cuartos de siglo, son piezas excepcionales que van quedando paulatinamente relegadas al ámbito museístico o al estatismo de colección, con permiso del Rallye Barcelona-Sitges.

Por otra parte, los clásicos deportivos, tanto ingleses (Jaguar, Lotus, Triumph, MG) como italianos (Alfa Romeo, Lancia, Maserati) y alemanes (Porsche, Mercedes), algunos menos inalcanzables que otros, siguen siendo valores seguros como inversión y también desde el punto de vista de su uso y disfrute, gracias a una buena industria auxiliar de restauración, piezas y servicios.

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Y los llamados clásicos populares (Citroën 2CV, Mini, Seat 600 y VW Escarabajo), sobre todo los de fabricación española, aún más asequibles, no dejan de enganchar cada día a mayor número de personas. La fuerza del fenómeno se refleja en los clubes de aficionados y usuarios, el mayor de los cuales -Clàssic Motor Club del Bages- ya ha superado la cifra de 4.000 asociados, y en las motos, antiguas, clásicas y modernas, verdadero germen de la incorregible afición catalana a todo lo que huela a gasolina.

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