La Universidad y el capital humano
CUALQUIER DIAGNÓSTICO sobre la economía española enfatiza que su primer problema es la escasa productividad que emite. La clave para conseguir la convergencia real con los países de la Unión Europea (UE), y sobre todo con aquellos que forman parte de su división de honor, es hacer crecer la productividad de los factores. Para ello, las recetas están inventadas: fomentar la inversión privada, mejorar las infraestructuras, la calidad del capital humano, la inversión en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación), el grado de competencia en los mercados de bienes y servicios, las instituciones del mercado de trabajo y la dinamización empresarial.
Una de las variables más significativas es el capital humano: el nivel educativo. Y éste, en el caso de España, se encuentra por debajo del de los países que presentan un nivel de desarrollo económico similar. El nivel educativo no sólo se compara en la enseñanza primaria o secundaria, sino también en la Universidad. El 30,9% de los ocupados (incluyendo a los inmigrantes) posee estudios universitarios.
Los universitarios parecen divididos en dos mitades entre los que quieren trabajar en el sector público o la empresa privada; el 12% querría trabajar por su cuenta. El 31% de los ocupados posee estudios universitarios
La educación superior española se halla inmersa ahora en profundos cambios, no sólo por la expansión cuantitativa del número de alumnos en el pasado cercano, por la transferencia de competencias a las comunidades autónomas o por la creación de centros privados, sino por el proceso de convergencia europea de la educación superior. La declaración de los ministros europeos de Educación en Bolonia, año 1999, señala que para 2010 deberá haberse establecido el Espacio Europeo de Educación Superior, con el fin de mejorar la competitividad y la empleabilidad de los universitarios europeos. Todo esto se incluyó, de manera genérica, en la Agenda de Lisboa del año 2000, donde se pretendía hacer de Europa la zona más competitiva del mundo.
Hace escasas fechas se ha hecho público un estudio sobre los universitarios españoles, elaborado por la Fundación BBVA, a través de una encuesta con una muestra de 3.000 entrevistas personales. Más allá del relato que ofrece sobre la vida personal, los intereses y estilos de vida, y los valores y creencias de este segmento de la población española, que ya han sido suficientemente reseñados, conviene incidir en los factores que influyen sobre esa "competitividad y empleabilidad" de los universitarios, que se vincula directamente al capital humano y a la sociedad del conocimiento.
Pues bien, un tercio de los estudiantes consultados querría dedicarse a la investigación científica, pero considera que se trata de una profesión difícil y poco atractiva desde el punto de vista económico, y no recibe estímulos claros por parte de la Universidad y sus profesores. Demandan mejoras en la formación que reciben para su inserción laboral, pero algo más de la mitad siente que la Universidad no les prepara de modo adecuado para la vida profesional. Y aquí se percibe una diferenciación peligrosa para la Universidad pública, tan mayoritaria: mientras que la mayoría relativa de los estudiantes de centros privados considera que su Universidad les prepara para la vida profesional, esta tendencia se invierte entre los estudiantes de centros públicos, que parecen acusar más las carencias en este tipo de formación.
En esta encuesta hay un estereotipo muy instalado en la sociedad española, seguramente con criterios ideológicos, que no se afianza: el del estudiante cuya única aspiración es convertirse en funcionario. El conjunto de los universitarios españoles aparece prácticamente dividido en partes iguales entre quienes proyectan trabajar en el sector público y quienes desean hacerlo en el sector privado. Entre quienes se inclinan por alguna empresa u organización privada, las nacionales son preferidas sobre las multinacionales. Por su parte, a un 12% de los universitarios les gustaría trabajar por su cuenta.
Un mapa que convendría estudiar muy a fondo.
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