La policía británica investigará en Moscú el 'caso Litvinenko'
La muerte del ex espía será analizada en la UE
Detectives de Scotland Yard viajarán a Moscú esta semana al hilo de la investigación abierta en torno a la muerte del ex agente ruso Alexander Litvinenko. La BBC y la agencia de noticias rusa Itsa-Tass informaban ayer de que el desplazamiento de nueve detectives de la brigada antiterrorista que estudian el caso podría efectuarse hoy mismo. En la misma línea se mantuvo el ministro del Interior británico, John Reid, al declarar ayer que "la policía actuará allá donde la investigación nos lleve, dentro o fuera del Reino Unido".
Litvinenko enfermó el pasado 1 de noviembre tras reunirse por la mañana con su contacto italiano, Mario Scaramella, y entrevistarse por la tarde con dos colegas rusos en un hotel de Londres. El ex espía del KGB murió 22 días después en un hospital londinense, envenenado con polonio 210. Scaramella aún sigue bajo supervisión médica, con síntomas de contaminación del mismo veneno, pero sin que de momento el isótopo nuclear haya afectado visiblemente su salud.
Litvinenko huyó de Rusia en 2000 al enfrentarse abiertamente con la Administración del presidente Vladímir Putin y tras implicar al actual servicio de Inteligencia ruso, el FSB, en una serie de atentados atribuidos a la milicia chechena. En el lecho de muerte, acusó a Putin de dirigir el plan que finalmente acabó con su vida. Analistas de la política rusa relacionan su asesinato con la toma de posiciones cara a la salida de Putin del Gobierno tras las elecciones presidenciales de 2009.
El Gobierno de Putin niega cualquier conexión con la eliminación del crítico disidente y ha prometido colaborar con las autoridades británicas. El desplazamiento a Moscú de detectives de Scotland Yard estaría relacionado con restos de polonio 210 detectados en dos aviones en los que viajaron el ex agente Andrei Lugovoi y el empresario Dimitri Kovtun tras entrevistarse con Litvinenko en el hotel Milenium, de Londres.
El rastro del veneno ha creado una cadena de 12 localizaciones contaminadas, además de alzar la alarma por sus posibles consecuencias en la salud de miles de británicos y extranjeros. La mujer de Litvinenko, Marina, y su amigo Scaramella presentan huellas de contaminación, pero el resto de las 3.000 personas que han contactado con las autoridades sanitarias británicas han dado negativo en los análisis de orina.
Mientras, continúan las especulaciones sobre el móvil y autoría de los envenenamientos. El dominical The Observer recogía ayer una información que relaciona a Litvinenko con una operación de chantaje a ex agentes y altos ejecutivos rusos. Según una estudiante rusa, Julia Svetlichnaja, que cita el rotativo, el ex espía ruso tenía acceso a informes confidenciales del FSB que amenazaba con hacerlos publico de no recibir una cuantiosa compensación económica.
Apoyando esta teoría conspirativa, The Observer sostenía que Scotland Yard ha interrogado en Washington al ex espía ruso Yuri Shvets en relación con un documento en poder de Litvinenko en el que se detalla la implicación del Kremlin en la caída y proceso judicial del oligarca Mijaíl Jodorkovski, fundador de la nacionalizada petrolera Yukos.
Red de espionaje ruso
Shvets sería un supuesto contacto del profesor italiano Mario Scaramella, que se reunió con el ex espía Litvinenko el día en que éste cayó enfermo. Scaramella se encuentra ingresado en el University College Hospital de Londres, tras dar positivo en las pruebas de contaminación de polonio 210, la supuesta sustancia radiactiva que causó la muerte de Litvinenko el pasado 23 de noviembre.
El hospital informó de que las pruebas preliminares practicadas al académico italiano, al que se le detectó una cantidad "significativa" de polonio 210 en su cuerpo, no mostraban "indicios" de envenenamiento radiactivo. Ayer, el ministro del Interior, John Reid, dijo que el estado de Scaramella es "menos grave de lo que algunos exámenes mostraban". Reid rechazó comentar las informaciones que relacionan al Kremlin en la muerte de Litvinenko. Según The Sunday Times, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha expresado su enfado porque el Gobierno británico no silenció al ex espía ruso en sus últimas horas de vida.
Dentro del aluvión de especulaciones en torno a la muerte de Litvinenko, The Sunday Telegraph informaba ayer, citando fuentes del Gobierno británico, que los servicios de inteligencia rusos tienen una red de una treintena de espías operando en el Reino Unido; una red que equivale a uno de cada cinco diplomáticos rusos destacados en Londres.
La muerte del espía ruso será tratada hoy en Bruselas por los ministros de Interior de la Unión Europea, según anunció ayer el titular británico, John Reid, quien añadió que "las autoridades sanitarias ya están teniendo contactos" con los otros países europeos, "y la policía seguirá donde quiera que esta investigación conduzca, dentro o fuera del Reino Unido".
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