El alcalde de Vilobí afirma que el entorno del aeropuerto de Girona está "en precario"
Un concejal de la localidad gerundense admite que tiene una empresa sin licencia
Vilobí d'Onyar (Selva) es una ciudad sin ley. Al menos eso dice su alcalde, Joan Busquets (Convergència i Unió), respecto a un conjunto de negocios que funcionan en torno al aeropuerto, todos ellos sin el amparo de las correspondientes licencias municipales. Los vecinos son especialmente críticos con uno de esos negocios: una empresa de lavado de coches que es propiedad del concejal de Mantenimiento, el socialista Ildefons Fernández. Éste reconoce que su firma está "en precario", pero asegura que será legalizada en cuanto se pueda.
Joan Busquets tiene las cosas claras: "El aeropuerto ha transformado la población", explica. Hace unos años, el aeropuerto de Girona era apenas un aeródromo con poco tráfico de aviones y de pasaje, y por tanto, también de coches. Pero la aparición de las líneas aéreas de bajo coste, sobre todo, ha dado un vuelco a la situación y el aeropuerto de Girona ha crecido de forma constante. "Hace seis años", explica el alcalde, "el aeropuerto tenía un aparcamiento para 100 coches y sobraban plazas. Ahora aparcan 6.000". Y aparcan. Si hay aparcamiento, bien y si no, también. De modo que la población se vio en la disyuntiva de construir un aparcamiento en zona rústica y sin plan aprobado, porque los trámites duran lo que duran, o consentir que los conductores dejaran los vehículos en cualquier parte: en la carretera, en caminos vecinales y en mitad de los campos. Se optó por construir un aparcamiento en precario.
El crecimiento del aeropuerto supuso el aumento de un negocio paralelo: el alquiler de coches. "Es el que mayor número de coches de alquiler tiene en España", señala de nuevo el alcalde. Y esos coches necesitan mantenimiento de diverso tipo, entre otros, el lavado, porque "no vamos a llevarlos a lavar a Girona", insiste Busquets.
Lavado de coches
Quien vio el negocio claro fue el concejal Ildefons Fernández. Ya explotaba un restaurante en la zona, con un aparcamiento en el que se le colaban conductores que no sabían dónde dejar el coche. Aprovechó y montó un espacio para el lavado de coches que tiene casi la exclusiva de las empresas de alquiler de vehículos que operan en el aeropuerto. Un buen negocio para el que no compró terreno alguno porque se ubica en suelo que ya era de su propiedad.
Pero una empresa de ese tipo necesita una licencia municipal. No la tiene, reconoce Fernández. Necesita agua y desagües para el agua y los detergentes. Los vecinos sostienen que carece de permiso para captar agua de un pozo y que vierte el detergente donde le cae. Fernández dice que no es verdad. "Los vertidos se hacen en la depuradora del propio aeropuerto, con el que tengo un convenio".
Respecto a la toma de agua, Fernández afirma que parte procede de las conducciones y parte de un pozo "legalizado por la Agencia Catalana del Agua". Ésta lo niega y asegura que le ha abierto un expediente precisamente por captación irregular de agua, aunque no por vertidos de detergentes. "El agua no puede cogerla del pozo porque no tiene permiso, y no se lo podemos dar si no tiene licencia municipal. De modo que, tras una visita de los inspectores, se ha procedido a abrirle un expediente", explica un portavoz de la Agencia Catalana del Agua, pero los vertidos "los tiene resueltos", añade la misma fuente.
El alcalde confía en que todo se arregle cuando se apruebe el plan director que regule el entorno del aeropuerto donde van diferentes instalaciones, incluida, posiblemente, una estación del tren de alta velocidad. La aprobación depende de Urbanismo. "Hemos efectuado los trámites que teníamos que hacer, cuando todo esté listo se legalizará lo que esté en regla y nada más", explica, consciente de que, con frecuencia, el tiempo no tiene la misma velocidad en los despachos oficiales que fuera de ellos.
El concejal dice que no se puede hablar de que el Ayuntamiento haga la vista gorda porque él está en la oposición, ya que gobierna CiU, pero reconoce que ocupa varias responsabilidades en el equipo de gobierno, entre ellas el mantenimiento. Y termina con una pregunta: "¿No podría yo saber el nombre de esos vecinos que me denuncian? Lo digo para acelerarles las licencias si piden alguna".
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