La herencia de Fox
La crisis en la política mexicana está hoy en pleno apogeo: dudas razonables sobre el recuento de la elección, la creciente narcotización de la política y la economía del país, la inseguridad ciudadana, los asesinatos selectivos a lo largo y ancho del país, la precarización en el empleo, los 10 millones de mexicanos que subsisten con un dólar diario o menos, los más de 30 millones que viven con cuatro dólares al día o menos, la voraz avaricia de los capitales nacionales y extranjeros, el ascenso de un mexicano entre los 10 hombres más ricos del planeta, el conflicto en Oaxaca, que acecha como polvorín a muchos Estados pobres de México...
Esto es lo que hereda Felipe Calderón en el relevo de la presidencia mexicana, mientras en el Congreso de los Diputados la bronca constante se ha convertido en batalla campal, lo que no augura la serenidad necesaria en la casa del pueblo para la concreción de leyes, decretos y normativas que regirán los próximos seis años los destinos de México... Y por otro lado, un Gobierno en la sombra que ejercerá no sabemos de qué manera un Gobierno paralelo al salido, dicen, de las apretadas urnas del pasado 2 de julio.
Ésta es la herencia de Vicente Fox, es decir, más de lo mismo, una promesa eterna de lucha contra la pobreza mientras ésta crece y crece de manera aterradora en todas las ciudades del país...
Y es que así es México, país de contrastes, de necesidades, de esperanzas, de urgencias, siempre de urgencias para al menos intentar nuevamente conseguir una igualdad perenne en el terreno de las libertades, las posibilidades y el acceso al bienestar que, según se lee en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948... ¡todos tenemos derecho....
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