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Alfés se queda sin alondra dupont y sin aeropuerto

La especie que motivó el traslado de la instalación aeroportuaria se ha extinguido

La alondra dupont o alosa becuda (Chersophilus duponti), un pájaro en peligro de extinción y que muy pocas personas han tenido el privilegio de ver, impidió durante muchos años que el aeródromo deportivo de Alfés (Segrià) se convirtiera en el aeropuerto comercial de Lleida. La historia no tendría nada de particular si no fuera porque el Ministerio de Medio Ambiente ha dado por extinguida la especie en ese enclave. Alfés se ha quedado sin la alondra y sin el aeropuerto, que ya tiene una nueva ubicación: en Alguaire.

La Generalitat tiene previsto iniciar la próxima primavera las obras de construcción del futuro aeropuerto comercial de Lleida. Este aeropuerto, el primero que será construido y gestionado por el Gobierno catalán, estará emplazado en el término municipal de Alguaire (Segrià), a unos 20 kilómetros de la capital, y en sus pistas podrán operar aviones con capacidad para más de 150 viajeros. El anteproyecto ya ha salido a información pública.

La necesidad de tener un aeropuerto regional o de segunda categoría ha sido en los últimos 20 años una aspiración permanente entre las autoridades y empresarios de la provincia. La idea original era aprovechar el aerodromo deportivo de Alfés, situado a unos 10 kilómetros de Lleida, pero la presencia del ave en el tomillar que rodeaba sus pistas de tierra acabó frustrando una y otra vez cualquier intento de dotar a Lleida de un aeropuerto.

Decisiones contradictorias

El anterior Gobierno de CiU no supo tratar el conflicto y a menudo se limitó a tomar decisiones contradictorias que no conseguían contentar a ninguno de los bandos enfrentados: empresarios, voladores deportivos y ecologistas. Durante la campaña de las autonómicas de 2003, Artur Mas, entonces conseller en cap, desafió a los colectivos conservacionistas que se oponían al proyecto. "El aeropuerto se hará en Alfés pase lo que pase", anunció en un acto electoral. El aeródromo, gestionado desde hace años por el Aeroclub de Lleida, había sido adquirido hacía un año y medio al Ministerio de Defensa con esa intención.

La estrategia cambió radicalmente con la llegada del tripartito al poder y una de sus primeras decisiones para zanjar la polémica fue buscar una ubicación alternativa para el aeropuerto. El aeródromo de Alfés se halla situado en medio de un tomillar declarado de interés natural por el propio Gobierno catalán debido a su gran valor natural, biológico y paisajístico. Hace poco también ha sido incluido en la Red Natura 2000 como zona de especial protección de las aves (ZEPA) de los secanos del Segrià-Garrigues. Esta protección limita su capacidad de expansión futura y toda actividad aeronáutica.

Los ecologistas se mantuvieron firmes en su postura de oponerse a la modernización de la infraestructura aeronáutica de Alfés y ganaron la batalla, aunque no la guerra si nos atenemos al informe de la Dirección General de Biodiversidad, del Ministerio de Medio Ambiente. No se sabe a ciencia cierta si la colonia de alondras que anidaba en Alfés (el único espacio de Cataluña donde se había registrado su presencia) ha desaparecido o se ha mudado a otro lugar menos inhóspito para la superviviencia de la especie.

Según Medio Ambiente, la causa más probable de la extinción se debe a la evolución del hábitat del tomillar hacia formaciones más densas de matorrales como consecuencia del abandono del pastoreo. La Generalitat tuvo constancia de esa evolución, pero sus actuaciones para revertir el proceso llegaron tarde y ahora las posibilidades de recuperación son escasas porque Alfés está alejado de las zonas de la Península que todavía conservan ejemplares de alosa becuda. El 60% de la población de esta especie está en los Monegros, en Aragón, y sería necesario mejorar el hábitat en las zonas intermedias.

Los ecologistas acusan al anterior Gobierno de la Generalitat de haber contribuido con su inoperancia al deterioro del hábitat de la alosa becuda en Alfés. Joan Vázquez, portavoz de Ipcena, la entidad que ha liderado la campaña en defensa del ave, admite su desaparición técnica, pero no científica, ya que para dar por extinguida una especie los protocolos internacionales exigen que pasen tres años sin que se detecte la presencia de ningún ejemplar.

A pesar de este hecho lamentable, Vázquez considera que el tomillar de Alfés merece ser protegido porque en él continúan especies de flora y fauna únicas, principalmente la trenca o alcaudón pequeño, un pájaro en situación más crítica que la alosa becuda, que se cría en Lleida y Fraga y del que sólo quedan 20 parejas en la península Ibérica. Ipcena propone que cuando entre en servicio el aeropuerto de Alguaire se desmantele el aeródromo de Alfés y se potencie su entorno natural.

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