"Los preservativos ya no se reparten como antes en Madrid"
Anoche, como todas las vísperas del Día Mundial del Sida, cuando se encendieron las velas en la Puerta de Alcalá por los más de 10.000 muertos que en Madrid ha causado una epidemia que comenzó hace 25 años, a Pilar Estébanez se le empañaron los ojos.
Pero a ella, que ha coexistido casi media vida con la epidemia, también le encoge el corazón la cifra aterradora de personas que el resto del mundo ha perdido: 30 millones. Es concejal del Ayuntamiento de Madrid por el PSOE desde hace tres años, aunque no tiene carné, y, también, una médica peleona, comprometida con la salud pública (sobre todo, con temas de mujeres, prostitución y sida) y la cooperación (ha sido, hasta 1998, la presidenta en España de Médicos del Mundo).
"Me movía en un mundo injusto y ahora vivo en una ciudad injusta"
Así que, con su inseparable vehemencia, en la que parece que su cabeza vaya más aprisa que sus palabras, se empeñó en que los concejales de todos los grupos guarden a mediodía de hoy cinco minutos de silencio a las puertas del Ayuntamiento en recuerdo de las víctimas, en una de las capitales europeas, dice, con más casos de sida, "y donde las políticas de prevención se han congelado, los preservativos ya no se reparten como antes y sigue sin haber educación sexual".
Por otro lado, se sentó a escribir. Cosas como que la causa real de que no se haya controlado la epidemia es ideológica: "Lideres políticos, gobernantes, lideres religiosos y organizaciones de la propia sociedad civil no lo han afrontado y al contrario han puesto sus ideologías ultraconservadoras y sus fundamentalismos religiosos en un plano superior a la lucha contra la enfermedad. Si esta enfermedad hubiera tenido otras formas de transmisión no tendríamos este panorama. Basta recordar las medidas para hacer frente a epidemias como en el SARS o la gripe aviar", escribe.
"Bueno, antes me movía en un mundo injusto y ahora vivo en una ciudad injusta", dictamina sobre su identidad de concejal. "De Sarajevo y Ruanda, he pasado a Villa de Vallecas". Estébanez se encarga de este distrito y de las políticas de mayores y cooperación, algo en lo que suspende rotundamente al equipo de Gobierno del PP, después de aseverar, por ejemplo, que el dinero para la atención a los ancianos disminuye (del 1,83% en 2005 al 1,63% en 2006) o que hay 2.400 mayores con malnutrición: "Entre Gallardón y Ana Botella [la edil responsable de Servicios a la Ciudadanía] se hace aznarismo local", dice. "El alcalde está siempre con el casco, parece el presidente de una constructora o un jefe de obra", dice, "cuando
los servicios sociales son mínimos, y sólo hay una política de escaparate permanente".
Sus banderas, en estos tres años, han sido sobre todo los mayores, el escaso gasto en cooperación o su Villa de Vallecas, el distrito de las Barranquillas y la Cañada Real, con un índice de fracaso escolar que dobla el de la media municipal, y su sueño de convertirlo "en distrito del arte", y que artistas como Cristina Iglesias, Eduardo Arroyo o Javier Mariscal donen una obra para un museo callejero.
Ahora, en su cabeza ronda la idea de convertir la salud de los ciudadanos, "entendida como un estado de bienestar" en el objetivo de todas las políticas municipales. "Que el protagonista sea la persona y que todas las obras, todas las actuaciones deban incluir un estudio de impacto sobre la salud de los vecinos", precisa, siempre con pasión, la concejal.
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