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La Xunta estudia elevar el rango político de su acción exterior con una consellería

El Consello regula por decreto la creación de delegaciones permanentes en el extranjero

La Xunta ha puesto en manos de un grupo de expertos la posibilidad de elevar el rango político de su acción exterior, que en la actualidad tiene la categoría de Secretaría General, hasta igualarlo con el de una consellería. El primer paso para renovar la estructura de este departamento lo dio ayer el Consello al aprobar el decreto que regulará la creación de las delegaciones del Gobierno gallego en el extranjero. La primera embajada que creará la Xunta será la de Buenos Aires (Argentina) y no estará en funcionamiento, con toda probabilidad, hasta la segunda mitad del próximo año.

La Xunta se ha propuesto poner orden en el mapa irregular de las oficinas de diferente naturaleza que fueron creadas en el extranjero por las sucesivas administraciones del Partido Popular. La nueva estructura de la acción exterior del Gobierno gallego obligará a estudiar caso por caso su cotinuidad, especialmente en los países en los que no es probable que Galicia acabe contando con su propia delegación.

Las nuevas delegaciones serán competentes para fomentar la relación con las instituciones de los países en los que se instalen, promoverán la lengua y la cultura, apoyarán a los emigrantes gallegos y a sus comunidades, promocionarán el turismo y colaborarán en el seguimiento de programas de desarrollo allí donde se pongan en marcha. Sin olvidar, por supuesto, el apoyo a las actuaciones que los diferentes departamentos de la Xunta lleven a cabo en su área geográfica de trabajo y la asistencia técnica a los agentes sociales y ciudadanos gallegos que lo soliciten.

Las delegaciones de la Xunta en el extranjero dependerán de la Secretaría General de Relaciones Exteriores que dirige Santiago Gómez-Reino, un departamento que rinde cuentas directamente al presidente Emilio Pérez Touriño. Los máximos responsables de estas oficinas de representación tendrán la misma categoría que los delegados provinciales de las consellerías y por eso serán nombrados por el Consello de la Xunta, a propuesta del departamento de Presidencia.

Reuniones con Exteriores

Representantes de la Xunta han mantenido varias reuniones con altos cargos del Ministerio de Asuntos Exteriores para que el decreto aprobado ayer se ajuste a los deseos del Gobierno central, celoso de que las comunidades autónomas invadan sus competencias en el extranjero. Los contactos todavía no han terminado, pero fuentes del Gobierno gallego se muestran convencidas de que no habrá problemas para completar el proyecto.

La acción exterior de las comunidades autónomas, como se ocupó de recordar ayer la propia Xunta, goza del reconocimiento del Tribunal Constitucional, que asume que puedan llevar a cabo actividades de relevancia internacional en el ejercicio de las competencias que les son propias.

Aprobado el decreto regulador, queda todavía un largo casmino por recorrer antes de que la primera delegación abra sus puertas en Buenos Aires, en el segundo semestre del próximo año, según las previsiones que maneja la Xunta.

Ahora mismo lo más inmediato es resolver, a través de una norma específica, la letra pequeña por la que habrán de regirse las embajadas de la Xunta, desde la contratación de personal al régimen de funcionamiento interno de la nueva institución.

Después vendrá el trabajo de campo para encontrar una sede adecuada a la dignidad de la representación de Galicia en la capital argentina, una vez descartada la posibilidad de situarla en alguna de las muchas propiedades inmobiliarias de las comunidad gallega de aquel país.

El Gobierno no tiene una previsión de cuántas delegaciones piensa tener ni acerca de cuál será su ritmo de apertura. Su ubicación dependerá de la presencia de nutridas comunidades de gallegos y de la existencia de intereses políticos, económicos, sociales o culturales. De acuerdo con este criterio, a la delegación de Buenos Aires seguirá la de Montevideo, en Uruguay. Y más adelante las de Brasil y Venezuela.

El mapa de las delegaciones no se limitará a los países de América Latina y, aunque el mismo modelo será de aplicación para el conjunto del continente europeo, el Gobierno gallego hará una excepción en el caso de Bruselas.

En la sede de las instituciones de la Unión Europea funciona desde hace años una oficina de la Fundación Galicia-Europa, en cuyo patronato se sientan la Xunta y representantes de las principales instituciones financieras gallegas. El Gobierno de Pérez Touriño está muy satisfecho con el funcionamiento de esta institución y no quiere desperdiciar la experiencia y la competencia demostrada por sus empleados. Por esa razón, cobra cada vez más fuerza la posibilidad de imitar el modelo catalán y limitarse a nombrar un delegado al que darían apoyo la infraestructura y el personal de la Fundación Galicia-Europa.

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