El futuro está aquí
La devastada Nueva Orleans ha servido de escenario para que el habitualmente excesivo Tony Scott haya filmado su último juguete de feria: Déjà vu, historia con muchas posibilidades acerca del terrorismo internacional y la obsesión por la custodia de los ciudadanos que termina descarrilando por los caminos del falso thriller romántico y de la acción desmesurada cuando había terreno para indagar en temas tan actuales como polémicos.
El futuro está aquí. Una idea descabellada que se incrusta en la mente del espectador cuando ve que en el mundo contemporáneo las paranoias pergeñadas por Philip K. Dick en Minority Report (y filmadas por Steven Spielberg) están más cerca de lo que nos creemos. Al menos eso se nos vende en la película, centrada en un atentado terrorista a bordo de un ferry de Nueva Orleans. Un ataque que, por una vez en años de conjura antimusulmana en Hollywood, es perpetrado por un ciudadano americano anglosajón, "patriótico" según su propia definición, y de los que opinan que "los daños colaterales van a favor de la libertad". La pena es que cuando se espera que, además del entretenimiento, se instaure una reflexión sobre la hipervigilancia (inmersa, aunque en paños menores, en Enemigo público, otra cinta de Scott), el director se pierde intentando arreglar lo mismo que Marty McFly en Regreso al futuro, pero en clave terrorista.
DÈJÀ VU
Dirección: Tony Scott. Intérpretes: Denzel Washington, Val Kilmer, Adam Goldberg, Jim Caviezel. Género: thriller. EE UU, 2006. Duración: 128 minutos.
Babelia
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