El PSOE enmienda los Presupuestos para crear tenientes generales en la Guardia Civil

La Guardia Civil tendrá tenientes generales (generales de tres estrellas) a partir del próximo 1 de enero. El Gobierno ha aprovechado la tramitación en el Senado de los Presupuestos Generales del Estado de 2007 para modificar la ley del Régimen del Personal del Cuerpo de la Guardia Civil de 1999 y añadir un nuevo empleo por encima del de general de división, que era el máximo que hasta ahora tenía el instituto armado. Los ministerios de Defensa e Interior se proponen nombrar tres tenientes generales de la Guardia Civil: el director adjunto y los dos subdirectores.

El Gobierno socialista, que suprimió la llamada Ley de Acompañamiento por considerarla un cajón de sastre utilizado para modificar sin apenas debate numerosas normas legales, ha aprovechado ahora la tramitación en el Senado de ley de Presupuestos para introducir una reforma de gran calado: la creación del empleo de teniente general en la Guardia Civil.

Adelantándose a las críticas que pueda provocar este encaje legal, la justificación de la enmienda del Grupo Socialista comienza argumentando que ésta tiene "una íntima conexión con la norma que fija las previsiones de ingresos y gastos del Estado para cada año, por cuanto resulta evidente que la creación de este empleo va a suponer un coste sobre los gastos del Estado".

Además, alega que esta reforma "viene a dar respuesta a una situación de discriminación [...] respecto a los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire [...] poniendo fin a un desequilibrio en la carrera profesional [de los guardias civiles] que carece de sentido tanto por el volumen numérico de la propia Guardia Civil como por la importancia de las tareas que desarrolla".

Las Fuerzas Armadas cuentan con alrededor de 125.000 miembros, frente a unos 75.000 guardias civiles, pero tienen 265 generales, por menos de 30 del instituto armado. Hace sólo dos meses, el 22 de septiembre, se aprobó la plantilla de la Guardia Civil para el periodo 2006-2011, que aumentó hasta siete el número de generales de división y a 23 los generales de brigada. Este decreto deberá modificarse para concretar el número de tenientes generales.

Tres tenientes generales

El propósito del Gobierno es que haya tres tenientes generales: el director adjunto operativo, actualmente José Manuel García Varela; y los dos subdirectores generales, el de Apoyo y el de Personal, Cándido Cardiel y Pascual Solís Navarro.

El reciente nombramiento de Cándido Cardiel como mando único para la lucha contra la inmigración ilegal en Canarias dejó patente el desequilibrio al que alude la enmienda, pues levantó ampollas en algunos sectores militares el hecho de que un general de división coordinase a un teniente general del Ejército de Tierra o a un almirante de la Armada.

La creación del empleo de teniente general no sólo significa que los ascendidos mejorarán sus retribuciones, sino también que prolongarán en tres años su vida profesional, pues los generales de división pasan a la reserva al cumplir siete años desde su ascenso a general de brigada, mientras que los tenientes generales siguen en activo hasta completar los diez, como detalla la enmienda.

La decisión de nombrar tenientes generales en la Guardia Civil se tomó hace algunos meses. El problema es que para ponerla en práctica era necesario modificar la ley de 1999.

Una opción lógica hubiera sido aprovechar el proyecto de ley de la Carrera Militar, que el Gobierno aprobó el pasado viernes. De hecho, la disposición final quinta de dicho proyecto obliga al Gobierno a aprobar la reforma del régimen del personal de la Guardia Civil en un plazo de tres meses tras su entrada en vigor.

El problema es que la ley de la Carrera Militar no entrará en vigor, en el mejor de los casos, hasta dentro de un año, por lo que no habrá tiempo de cambiar la norma de la Guardia Civil en esta legislatura.

La fórmula de enmendar los Presupuestos garantiza, en cambio, que la medida estará vigente en sólo dos meses. Algunas fuentes atribuyen esta premura al propósito de prolongar la carrera de algunos generales de división; otras, al deseo de contentar a la cúpula del cuerpo ante reformas prometidas por el PSOE, como el nuevo régimen disciplinario o la regulación de las asociaciones.