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Reportaje:

Todo por la zapatilla

Dos exposiciones de zapatillas deportivas en una semana confirman que la locura por este fetiche llega a España

Joseba Elola

René Laursen saca la cámara digital del bolsillo de su chubasquero deportivo azul marino. Con su cara de eterno despiste y esas gafas empañadas por los clásicos dedazos, mira a su alrededor, y, reverencialmente, busca el mejor encuadre posible para esa zapa que está colgada en la pared, un modelo personalizado (o customizado) por el grafitero Suso 33. Estamos en Egalluts, pequeña galería en los límites del barrio madrileño de Chueca, donde se exponen 300 zapatillas deportivas personalizadas por otros tantos artistas españoles y portugueses. A esta expo se suma el próximo jueves otra, Nike Heritage, retrospectiva sobre 30 años de calzado deportivo. Queda claro por tanto que ésta es la semana de la sublimación de la zapa.

"Cuando las miras ves que hay tanta belleza que te enamoras a primera vista", dice René

"Cuando las miras, ves que hay tanta belleza, son tan simétricas.... Te enamoras a primera vista". Lo dice René, como abandonándose. Su mirada despistada torna en pupilas dilatadas cuando proclama su apasionada relación con el fetiche. Tiene 20 años, es danés y lleva un mes y medio en Madrid. Ha llegado el primero a la inauguración de We love sneakers, muestra itinerante organizada por la revista malagueña Staf magazine. No pierde detalle, disfruta de cada par de zapatillas expuestas con delectación, exprimiendo el momento. Se confiesa un sneaker head, o sea, un loco de las zapas, pero sólo tiene diez pares ("son tan caras", se disculpa), algo poco común entre los miembros de este colectivo de adictos al caucho para pies. Son pocas comparadas con las 280 que atesora Julio en su casa de Barcelona. Eso sí, de las diez, ocho son Air Force One, el objeto de sus desvelos, mítico modelo de Nike que se encuentra entre los más vendidos de la historia.

Icono de la cultura pop y hip hop, tótem de los albores del nuevo siglo, la zapa pisa más fuerte que nunca. Mueve cerca de 20.000 millones de euros en un mercado que ha visto cómo en 1975, la zapatilla para hacer deporte representaba el 99% del mercado mientras en 2005, el 80% lo acaparan las zapas para llevar por la calle (según el documental Just for Kicks , recientemente emitido en Canal Plus). "Se ha impuesto la comodidad", explica Inmaculada Urrea, profesora de Historia de la Moda, "es un lujo que está al alcance de bastantes jóvenes y además es un símbolo de pertenencia a un grupo. Si miras en sus armarios, habrá veinte pares de zapatillas y, con suerte, un par de zapatos".

El fenómeno no es nuevo. Ya en los ochenta, en las calles de Nueva York se podía morir por un par de zapatillas en un atraco. Pero en un mundo globalizado y masificado, se han convertido en el medio para que los que se quieren sentir distintos encuentren un vehículo para expresarlo. Se mira a los ojos y, acto seguido, se miran las zapas.

Los modelos personalizados, las serie limitadas, exclusivas, únicas, son tendencia al alza. El gasto en zapatillas con precio superior a 100 dólares (77 euros) creció un 37% en Estados Unidos durante el año 2005, según la revista Forbes. La fiebre empieza a llegar a España, poco a poco, pero llega. Hay varias tiendas de series limitadas, principalmente en Barcelona (Trust Nobody, Limited Editions), aunque también aparecen series limitadas en ciudades como Madrid (Lanikai, Vanadio) o Vigo (Westpeak).

Julio no se pondrá nunca sus Air Jordan 3 negras y rojas: "¿Y si salgo a la calle y me pisan, y si se pone a llover?". Estima que pueden valer en torno a 550 euros y son su tesoro más preciado, sus favoritas de entre los 280 pares que guarda en su casa de Barcelona. Tiene 24 años y hace cuatro que le entró la fiebre. Viaja por el mundo para ir de caza, a la búsqueda de modelos únicos con los que llenar las maletas vacías con las que toma los aviones. En el verano de 2005, volvió de Boston con 26 pares. Se gasta entre el 50% y el 60% por ciento de su sueldo en zapas. Y se diría que ha encontrado su trabajo ideal, dependiente de la tienda Trust Nobody, pero él no lo tiene tan claro: "En vez de cobrar, hay veces que a fin de mes tengo una deuda por los pares que llegan y que quiero quedarme".

Las series limitadas van imponiendo su ley en el mercado. Por limitadas se entiende la fabricación de menos de 1.000 pares de un modelo para todo el mundo, de los cuales con suerte llegan 80 a España que se acaban repartiendo a diez tiendas selectas, que se quedan con ocho pares cada una. Claro que las hay aún más limitadas. Como las Nike SB que un coleccionista japonés compró en eBay por 6.150 euros, hace apenas 3 años.

La fiebre arrecia con fuerza en Asia: el pasado 29 de septiembre, en Hong Kong, un centenar de personas hicieron cola toda la noche para tocar uno de los 106 pares de las Nike SB Garderner, diseñadas por el prestigioso Michael Lau, unas zapas acabadas en madera con un precio de 1540 euros. Visvim y A Bathing Ape son otras dos marcas que causan auténtico furor.

"Me da igual que cualquier otra pieza de ropa no sea de marca; pero con las zapas, no, son algo muy personal", explica Javi, de 24 años, frente al escaparate de la galería Egalluts, donde descansan unas zapatillas acabadas en plomo firmadas por Luisa Chillida, nieta del célebre escultor.

Dummy, artista francés de 25 años afincado en España que se dedica a personalizar zapatillas se explica: "Nuestra generación ha crecido viendo la moda de zapatillas en Estados Unidos, las Air Max, las Jordan. A lo mejor cuando éramos pequeños no podíamos comprarnos las mejores zapatillas. Ahora que podemos, es la locura".

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Sobre la firma

Joseba Elola
Es el responsable del suplemento 'Ideas', espacio de pensamiento, análisis y debate de EL PAÍS, desde 2018. Anteriormente, de 2015 a 2018, se centró, como redactor, en publicar historias sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la sociedad, así como entrevistas y reportajes relacionados con temas culturales para 'Ideas' y 'El País Semanal'.

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